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Sábado, 8 de abril de 2006
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"Viaje terrible"

Por Gary Vila Ortiz
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Creo que todo periodista argentino que, en algunos momentos de su carrera (si es que se puede llamar así) tiene la suerte de poder escribir una columna, diaria o semanal, siente que necesariamente su punto de referencia son las "aguafuertes" de Robero Arlt. Y trata de alguna de las que él escribe se le parezcan aunque sea un poco. Que tengan ese atractivo que sentíamos por esas notas y que ahora ya de viejos seguimos sintiendo con mayor pasión. He tenido a lo largo de los cincuenta años que venimos trabajando en este oficio, la suerte (para nosotros, no para los lectores) de poder escribir poco más de dos mil quinientos artículos, columnas, muchas de ellas diarias. El número lo indicamos por dos motivos: porque sin duda intentamos entre tantas llegar a lograr algo parecido, un esbozo quizás, de lo que escribía Arlt. No lo logramos. Y lo grave es que lo seguimos haciendo, con la complicidad y el afecto de la gente de Rosario/ 12. Confesamos que somos felices al poder hacerlo. Se que a los setenta años ya no es lo mismo, pero nuestra persistencia es parte del amor por el oficio. Un amigo, que no terminó bien sus días, me decía alguna vez que me respetaba no porque tuviera talento sino porque era indudable mi insistencia en seguir escribiendo, no solo columnas en los diarios donde podía hacerlo sino poesía. Recuerdo que en las viejas mesas del viejo El Cairo me hablaba de esa manera porque esa mañana había leído una nota mía sobre León Bloy. Volvamos a lo que tenemos que volver, es decir a Roberto Arlt.

Somos lectores de Arlt desde muy jóvenes. Pudimos hablar sobre él con César Tiempo y con Conrado Nalé Roxlo, entre otros. Y en abril de 1982 nos dimos el gusto de publicar en los cuadernos de la Dirección General de Cultura, en el número 12 de la serie Revista, las jornadas de homenaje a Roberto Arlt, de la que participaron Luis Mainelli, Graciela Maturo, Francisco Lohle y Mirta Arlt. Estas jornadas contaron con el auspicio de la Fundación Ross y la Comisión de Homenaje a Escritores, que además las habían organizado, y por cierto que con el patrocinio de la Dirección de Cultura. Ya antes, hacia 1980, habíamos publicado las Jornadas de Homenaje Leopoldo Marechal, de la que participaron Silvina Ross, Luis Mainelli, Graciela Maturo, Edmundo García Caffarena, Edelweis Serra y Elbia Marechal.

Seguimos leyendo al autor de Los lanzallamas, y siempre andamos dando vueltas a sus "aguafuertes". En este tema en particular siempre me ha extrañado que las aguafuertes no se publiquen en forma integral. Siempre son seleccionadas, más aún se dice que eso es imprescindible. Es posible, pero creo que Arlt se hubiera sentido capaz de afrontar la publicación de todas para que el lector comprendiera los inevitables altibajos que implican una columna diaria.

Además de por las "aguafuertes" siento una especial predilección por el relato "Viaje terrible", publicado en 1941, por la colección Nuestra Novela, Año 1, número 6, Buenos Aires. Al título de "Viaje terrible" se agregaba "Relato inédito". Hasta el año en que Adolfo Prieto escribe el ensayo que preside una de las ediciones posteriores (la de Tiempo Contemporáneo en 1969 y 1974) el relato no había sido incluido en las "Novelas completas y cuentos". La otra edición que conocemos de "Viaje terrible" data de 1968. Se encuentra en una breve pero formidable antología de cuentos y narraciones compilada por Carlos Alberto Giordano para la Editorial Universitaria de Cordoba.

Adolfo Prieto pone bien en la claro las cosas. "Viaje terrible" ha sido apenas citado por la crítica especializada. Y, sigue diciendo Prieto, "desgajado casi siempre de la consideración total de su obra, este relato aporta, sin embargo, elementos de indiscutible interés para la buena comprensión y de las tendencias generales de la misma y del rumbo que ellas tomaban al producirse la muerte de autor. 'Viaje terrible' puede definirse como expresión neta del género fantástico".

Así es, sin duda, además el relato tiene un particular sentido del humor que puede ser común al que suele aparecer en las "aguafuertes", pero muy poco en su otra producción narrativa. Y se nos ocurre pensar que ese humor contagia, de manera singular, el erotismo que se desprende de algunas escenas.

Arlt no necesita demasiadas líneas para poder dibujar algunos de los personajes que son los protagonistas de ese viaje en realidad espantoso. Y esas pocas líneas, que parecen tener una deuda con el periodismo, puede estar cargadas de ese humor al que hacíamos referencia (1). Las veleidades de las mujeres que están en el viaje, la muerte del primo del narrador, y lo que este dice de sí mismo, son muestra suficiente, pero de ninguna manera agotan los ejemplos. Por otro lado, todo parece suceder vertiginosamente, con el mismo vértigo de ese megasismo que se tragará el barco aunque parte de quienes están en él sean salvados.

No se toma demasiado tiempo Arlt para mayores explicaciones de los amores, los suicidios, las oraciones, las juergas, los diálogos que ocurren durante el relato. Todo pasa y nos parece natural que sea de la manera que pasa. Cortázar, en su ensayo sobre Arlt no cita el "Viaje terrible". Es probable que no conociera ese relato, pues de otra manera lo hubiera mencionado. Pero su trabajo termina de esta manera: "Arlt hace decir a Balder, su otro doble: 'Mi propósito es evidenciar de qué manera busqué el conocimiento a través de una avalancha de tinieblas y mi propia potencia en la infinita debilidad que me acompañó hora tras hora'. De esa incoherencia, de esas debilidades, nacerá siempre la interminable, indestructible fuerza de la gran literatura". Sin duda alguna, Roberto Arlt pertenece al mundo de esa gran literatura.

(1) Cuando durante las mencionadas jornadas realizadas en Rosario en 1982, ante una pregunta hecha por los asistentes, sobre si Arlt era fundamentalmente un periodista o un literato, su hija Mirta Arlt, contesta que al ser un observador entusiasta del ser humano comienza por ser un buen periodista. Ese es su punto de partida. El mismo califica de crónica las páginas de "Viaje terrible".

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