El hombre corrió queriendo alcanzarla en el último intento quizás de evitar lo impensable, lo imposible de imaginar.
Ella era veloz y las lágrimas corrÃan por su rostro, el viento le pegaba de frente y el agua salada que brotaba y brotaba corrÃa hacia atrás mezclándose en su cabellera. La tristeza le quemaba por dentro y una furia infernal la envolvÃa entera. Su rostro no era el suyo, el dolor lo habÃa transformado...
¿Cómo volver a ser quien fue? ¿Dónde habÃa quedado esa mujer que hoy habÃa desaparecido por completo?
Ya nada serÃa igual, cada vez se alejaba más... El viento le seguÃa pegando duro, no sentÃa nada. Sólo corrÃa desesperadamente tratando de llegar.
Un deseo arrollador la llevaba a arrojarse al vacÃo.
Perderse en la caÃda, fundirse en el abismo, cortarse en el aire.
Quedarse petrificadamente convertida en nada, eso la harÃa feliz.
¿La vida la habÃa defraudado? ¿Nada de lo que habÃa pensado le significaba lo suficiente hoy como para cambiar su decisión? ¿TenÃa algún sentido continuar? ¿A quién le importarÃa?
Casi toda su vida habÃa amado, equivocadamente. Su piel era una sola grieta profunda que llegaba al centro de su corazón.
Pensarse hacia atrás, recorrer esa distancia entre lo que imaginó y lo que sucedió, le resultaba insoportable de resistir. Cómo poder equivocarse tanto, tantas veces, por qué no poder anticiparse a lo que inevitablemente sucederÃa en forma abrupta y definitiva.
Anduvo entre los prados, los pastos frescos recién nacidos la habÃan acariciado, dulcemente, mezclada en esa naturaleza; fundida entre el sol y girasoles habÃan transcurrido sus primeros años. Marcas que llevaba en la piel, que traspasaban los lÃmites del cuerpo, del tiempo y de ella misma.
¿Quién era en verdad? ¿Quién era? ¿Quién la conocÃa como para suponer que serÃa capaz de hacerlo?
El viento helado parecÃa anestesiarla aún más. El frÃo que sentÃa era proporcional al vacÃo que la cobijaba.
El hombre cansado de correr sentÃa que se le escapaba y su desesperación crecÃa como las ganas de ella en desaparecer. De pronto, al sentir que era casi inevitable ese final tomó todo el aire que pudo, agilizó su carrera y la alcanzó. Tomándola de la espalda la dio vuelta y ella mirando con ojos de ya sin ver, se desmayó o quizás murió, en sus brazos. Una parte de ella habÃa muerto.
¿A quién habrÃa matado en realidad? ¿A la niña que habÃa sido? ¿O a esa mujer en la que se habÃa convertido? ¿Cómo serÃa nacer o morir? ¿Cómo volver?
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