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Lunes, 24 de octubre de 2011
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El día de los récords

Por Pablo Feldman
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La elección de Cristina Fernández de Kirchner batió todos los récords imaginables. Es este contexto, y hecha la salvedad de que la única performance que merece el calificativo de "muy buena" -o más- ha sido la de la Jefa de Estado, nos enfocamos en la campaña de Hermes Binner, que también tiene sus récords pero que más que eso -porque hay algunos malos también- es la alternativa a futuro que podría comenzar a construirse en la medida en que se interpreten correctamente los resultados y se consoliden las alianzas que fuera de Santa Fe intentaron consolidarse y que nunca antes sobrevivieron a un comicio.

Binner es el primer candidato a presidente de la República que no es radical ni peronista que queda ubicado en segundo lugar desde la década del 30, cuando ese mismo rol le cupo a Lisandro De la Torre. A pesar de los 40 puntos de diferencia -lo que lo transforma a la vez en el peor en segundo de la historia, y ése es el récord malo- Binner cosechó más adhesiones que el dirigente radical Ricardo Alfonsín, y que los peronistas Eduardo Duhalde y Alberto Rodríguez Saa. En términos absolutos es el candidato que más creció desde las primarias -cerca de un 50 por ciento- y se ubicó en segundo lugar en distritos donde su nivel de conocimiento hace tres meses no llegaba ni al 30 por ciento. Esta claro que parece más sencillo subir de 10 a 15 como hizo Binner que de 50 a 55 como ocurrió con CFK, pero también hay que decir que los otros que llegaron antes que él en las primarias del 14 de agosto no pudieron siquiera retener los sufragios obtenidos en el invierno. Es probable que Binner no esté satisfecho, aunque en su discurso reconociendo el triunfo de la Presidenta haya intentado dejar otra impresión. La baja en el número de votantes cercana al millón de sufragios en relación a las primarias le jugó en contra. Esperaba achicar las diferencias en Santa Fe, cuando no ganarle a CFK, y llegar a los 4 millones de votos. Otro punto a destacar es la elección de diputados, donde el corte de boleta no benefició a la lista del FAP, en el interior de la provincia. En comunas gobernadas por la UCR creció la figura de Federico Pezz, y en Rosario la inteligente campaña de Pablo Javkin le restó adhesiones que hicieron peligrar la colocación del mismo número de diputados que el PJ con una lista en la que salvo el intendente de Rafaela Omar Perotti, los otros candidatos son -en el mejor de los casos- casi desconocidos por el electorado. Por fin se le conocerá la voz a Marcos Cleri -el segundo en la lista-, que decía ser "igual a vos" aunque "vos" seguramente hablabas desde antes del año como la mayoría de los humanos. Pero para esto habrá tiempo más adelante, nada menos que cuatro años, para ver hasta qué punto el nuevo sistema electoral es tan bueno como se promocionó o es todavía mejorable, eliminando por ejemplo la boleta sábana para diputados que entran en ristra al amparo del anonimato.

Volviendo a Binner, que es protagonista de esta columna, va a tener en adelante un bloque de cuatro diputados nacionales propios: los que entraron ahora -salvo el radical Peralta- más Alicia Ciciliani, que son incondicionales. Va a ser desde el año que viene el presidente del Partido Socialista, desplazando a Rubén Giustiniani, y aspira a reunir todas la semanas la mesa de conducción del FAP en la Capital Federal.

Después de ayer, Binner es sin dudas el líder de ese espacio y sólo resta amalgamar con Margarita Stolbizer, que trepó del 6 al 9 por ciento, disputando voto a voto la banca por la minoría entre el ex-intendente de Bahía Blanca, Jaime Linares -que se vio favorecido por el crecimiento de Binner- con Pepe Scioli (hermano del gobernador Daniel), candidato de Francisco De Narváez. Lo que sí está claro es que Chiche a partir del 10 de diciembre podrá dedicarse full time al cuidado de sus nietos con don Eduardo, que ya estaba jubilado pero se resistía a aceptarlo.

Habrá que ver qué hace Luis Juez después de haber perdido todo en Córdoba, y cómo se arma en la Capital Federal donde el "progresismo" que voto por él es la mitad del que lo hizo por CFK, salvo que alguien piense que el voto al Frente para la Victoria equivale a una conversión al peronismo del distrito que hace unos días le dio una amplia mayoría a Maurcio Macri, que esta vez hizo "la plancha" y que espera el 2015 como algunos creen que lo espera Binner.

El caso del gobernador de Santa Fe es diferente, Binner no tenía reelección en la provincia e impuso su candidato contra la lógica partidaria, yendo a internas y dejando en camino una mayoría parlamentaria que va a padecer Antonio Bonfatti, quien deberá hamacarse para obtener la sanción de las leyes que crea necesarias. Pero esa también es otra historia que será escrita mas adelante. Binner salió literalmente al Frente ante la claudicación del hijo de Raúl Alfonsín y la borratina de Mauricio Macri. Aunque resulte paradójico, muchos votantes de Macri -es decir, antiperonistas- eligieron a Binner, el socialista, antes que a la dirigente de la derecha católica Elisa Carrió, o a la izquierda tradicional que encarna Jorge Altamira. No es un dato menor, sobre todo a la hora de construir en la Capital Federal y disputarle a Macri antes que amontonarse o fingir "acuerdos básicos". Ese debería ser el trabajo de Binner en adelante, y darle una mano a Bonfatti dejándolo hacer. El gobernador electo va a llevar adelante el programa que se votó, tal como lo hizo su antecesor. Cómo hacerlo será cuestión de ir viendo el comportamiento de los protagonistas, sin caer en el dislate de la ex-dirigente Carrió, que sostuvo que Binner ya acordó la reforma constitucional para "Cristina for ever", entre otras estupideces como autotitularse "la líder de la resistencia".

El nuevo gobierno provincial deberá hacer equilibrio entre las posiciones que surjan de las reuniones previstas de FAP, la presión que va a meter el peronismo -ahora todo K- en la Legislatura y las demandas al gobierno nacional que necesariamente deberán actualizarse.

Ahí Binner puede hacer mucho, para bien o para mal, al menos al comienzo de la nueva gestión, que conservará la mitad de los miembros del gabinete y que tendrá como ministro político a Rubén Galassi, hasta ayer el numen de la campaña presidencial y otro tanto de las internas y la provincial. Galassi tiene una excelente relación desde hace 20 años con Binner, lo mismo que con Bonfatti, y puede transformarse en una pieza clave. También esta es otra historia que merecerá ser contada más adelante.

El 23 de octubre de 2011 quedará en la historia como el día en que una Presidenta ganó por el mayor margen conocido, pero también como la elección en la que un socialista se dio el gusto de escribir otra página, sin tantos oropeles pero a tenor de lo pasado en la provincia, como para prestarle atención. El candidato derrotado es el primer Gobernador socalista de la historia Argentina.

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