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Viernes, 16 de noviembre de 2012
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Los monstruos existen

Por Jorgelina E. Rodríguez *
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Cuanto más siniestros son los deseos de un político, más pomposa, en general, se vuelve la nobleza de su lenguaje.

Aldous Huxley

Le he apodado Darío, con o sin acento, da lo mismo. Cierta credibilidad en su relato me hace trastocar los límites de la ignorancia y la ciencia, siempre tan próximas, tan hermanas por su apasionamiento y su intento fallido de distanciarse una de la otra, que obedecen a un minúsculo acento o vocal dislocada (diario) que son insignificantes en

la hora del saber.

Estoy en el continente de las sequías, aunque bordeada de mares que conducen a océanos, ríos que parirían ninfas, sus dueñas y ahora esclavas, porque sus encantos han fallecido en el intento de explicaciones del arte de hechizar. La alquimia se enfrenta a la guerra química.

Darío habla y le dejo. ﷓ No veis desde el cielo cómo pájaros negros succionan en el continente europeo las aguas. Acomodan tal buitre los huracanes en las Américas y el Asia... No son águilas de ondulados vuelos, diría murciélagos nocturnos llevándose la sangre de campesinos, que transpiran la tierra para darle de beber. El monstruo del norte devora sin compasión a los débiles, en expansión.

¿Qué fiera que se crea tal puede doblegar con o sin fundamento la natura?

﷓ Lo que usted refiere es un delirio.

﷓ Cruento y frágil es no percibirlo. Ha visto tantas atrocidades en la última década. Mirad a la noche, pájaros nocturnos despliegan unas alas que se parecen a las aletas de peces submarinos. Recorren sigilosamente terrenos que en el verano, en pasado reciente, se cubrían de praderas por el beso de arroyos torrentosos, ríos finos de dulces ninfas reverdeciendo el barro, la tierra polvorienta que las simientes, festivales de colores, crispaban hasta el mismo astro.

Ahora nos cubre la sequía. Las águilas oscuras, enviadas por el monstruo del norte, succionan el agua y la transportan en tormentas hacia su reinado. Cada más vez se enriquece estrepitosamente con los recursos que habían sido repartidos en el principio de los tiempos.

No se detectan en radares dado que su tecnología es finísima. Las explicaciones en torno a la capa de ozono delatan un escollo aún más grande, ¿no debería la naturaleza continuar con su plan y ella misma ser remedio de la enfermedad por algo que también es natural, es decir, el hombre? Destructivo y devastado por cataclismos. Los huracanes son una pantomima. Estos aviones transportan el agua a través de energía protónica y esta es agitada en los vientos. Los espíritus se escandalizan y soplan ferozmente. Irrumpe la naturalidad de sus tiempos. Se agitan maremotos que, con nombre de mujer, arrastran palmeras y la vegetación queda mustia. Las arenas en torbellinos se sublevan y latigan las pieles de lugartenientes convertidos en esclavos. Los pueblos al sur del monstruo están en el plan de sus fauces, sedientas de eliminar todo aquello que le parezca impuro; otra raza, otro color, otra religión. No son sus pies sino zapatos desarrapados deseando calzar el oro del mundo, también le estorban.

Los veranos se han convertido en calderas y los inviernos... en estos inundan los aguaceros al punto que desborda cualquier represa, la gente

vive en la noche y el día se confunde con la oscuridad. La ociosidad se hace cómplice y apresa el ánimo del hombre. Proliferan las culpas, señalándose mutuamente de ineptos.

Es la guerra de puños blancos como la nieve del verano, en donde el sentido es captado cuando la realidad es ficción. El monstruo posee una sola cabeza y todos los países le deben tributos. ¿Por qué pagan si le conocen en profundidad? Para ocupar su banca de dominio de un país dibujado por fronteras en cartografías de papel, los pequeños reptiles hacen pactos. Que vaya la sangre de los votos, el sudor del operario, el saber del facultativo. Ganar un esbozo de la repugnante sonrisa del amo les idiotiza.

Hercólubus, el planeta rojo, nunca estrellará; sabia y rítmica es la armonía de los asteroides.

Los verdaderos extraños conocidos visten corbatas.

El 2012 de los mayas que han vaticinado que el fin se aproxima, en la lucha por el dominio van cayendo los débiles primero y continuará hasta los que poseen tronos, mendigos de la suciedad del destituir.

Mirad aquellas aves, de prisa confundida por el clima migran al frío y cogen gripe. Pandemia sin pensamiento pero con instinto. Al hombre lo que ha hecho el hombre... Nuevas formas de sembrar el hambre en la vieja Africa, viejas costumbres de transar con la corona en la antigua Europa, renovados castigos con nombres de prostitutas en la bella Centroamérica, contradiciendo al casto Fidel...

- Lo que expresa se debe a los efectos de su adicción.

- Aquí quienes hablamos lo que no gusta escuchar somos adictos, delincuentes o locos.

- Los resultados de los exámenes muestran claramente su problema con los alucinógenos.

- Vale, ¿los resultados de los políticos arrojan que ellos son adictos sin tratamiento al deseo tener? Ellos no acuden a la Razón.

* Este texto forma parte del libro Cuentos para locos, publicado por Editorial Paso de los Libres, que la autora presentará el próximo viernes 30 de noviembre, a las 19.30 en librería Homo Sapiens, Sarmiento 825.

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