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Martes, 5 de enero de 2016
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La antesala del insomnio

Por Homs
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La lógica estertorosa se aferra a vanos ciclos circadianos

...y pese al amarillo que todo lo perturba están vivos porque esperan volver a dormir. No hay nada más que podamos decir. Ojalá los magos arrojen un poco de la luz que nosotros científicos no hemos podido. O acaso los cascoteados poetas...

Pocos emperadores han demostrado ser tan sutiles a la hora de manipular a sus súbditos como el monarca Amarillo.

Cromo aleonado que al epitelio cerebral perturba inmediatamente.

Frente a su Majestad todos demostramos cromática cobardía.

Amarillo el camino cuando la película se puso color.

Camaleón de cadmio, bondad dorada, dulzura de helado de vainilla.

Forma primaria frondosa e intranquilizadora.

Carentes de la imagen de sus propias figuras, atrapados en una lengua ríspida e impersonal, los insomnes, sin sentir ni atisbo de estado de gracia, se presumen espectros dentro de un rango indefectiblemente amarillo.

A la larga, en la Insomnia, todo se vuelve de ese color.

Insomnes sanguíneos atontados frente a semejante símbolo paradójico. La yema del fulgor. Esta circunferencia ígnea que repta sobre las rajas de los cráneos.

El insomnio, mal de millones, es, no obstante, casi intransferible en palabras. Nadie logra decir nada concreto sobre él; la lengua, en su reinado, pierde desinencias. La rima, de por sí poca, se estrangula contra los bordes de una supuesta almohada.

...no sé qué parte mía es esta que vive ahora en un risco de infierno al que algunos llaman Insomnia

Un mundo sin husos con el tiempo siempre treinta segundos antes.

Esa es la descripción que me debo. ¿Ineptitud o insomnio? La pregunta, como si no hubiese ya demasiadas cosas agresivas dando vueltas, aparece y aguijonea.

Señor del Lenguaje, ¿por qué te alejas de mi redacción? ¿Merezco ser este centro repelido por su orilla? Un nenúfar que mil años ha perfumó las sábanas de una cama...

Oraciones que un insomne le eleva al Amarillo:

Llévame a ese adormecimiento que los gusanos de seda, cuando son muy pequeños, suelen padecer en tiempo de niebla.

Amarillo confín de lo sentido, haz de mí un haz,

un punto dentro de tus planos sin contrastes...

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