Las agujas intervienen en ese mundo horroroso que es la trata de blancas, la esclavitud, la opresión y la violación hasta llegar a la esclavitud sexual de las vÃctimas. Se las dopa, se las anestesia y se las deja sobrevivir hasta la supervivencia que pende un un hilo. Todo con un pinchazo que las hunde en el abismo. Ojalá esas agujas hieran el alma del inframundo en que viven los captores y clientes.
Una maravilla verlo a su padrino contar cuentos, cortar la tela, marcar los bordes del traje para caballero que le habÃan encargado, hablar, sonreirse y dar consejos. Todo esto con las agujas de marcar el paño a un costado de los labios. Un prodigio, un mago, un juego sencillo de talento y costumbre.
Practicaron un vudú casero copiado de alguna pelÃcula en blanco y negro de sábado a la tarde. Pero el muchacho elegante y bello nunca siquiera las miró y eso que hasta le clavaron, finalmente, una aguja final en su corazón. En realidad el embrujo les salió bastante mal pero cercano: el pibe, extraña y felizmente fue atraÃdo por una vecina algo mayor y muy fea con quien empezó a noviar hasta casarse. Ellas, jovencitas despechadas y enfurecidas, tiraron las agujas desde la terraza hasta la casa de la afortunada en la esperanza que, envueltas en el conjuro, las agujas caminaran en la noche hasta la cama de la dama y la asesinaran. Una se despabiló y reflexionó: "Estas agujas están mal hechas, pues siente que le erraron por unos metros ya que la perra de la señora amaneció muerta. Y fueron hasta otra tienda en busca de unas mejores con que reanudar al vudú".
La acupuntura inserta pequeñas agujas en sitios determinados para sanar. Ella lo ha comprobado. Piensa "es como un vudú pero blanco" y se duerme reconfortada con el hallazgo.
"Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja a que un rico entre al reino de los cielos", susurró Cristo. Ignoraba que esas mismas agujas en forma de clavos lo estaban esperando en el Monte Calvario, simplemente por cuestionar el utensillo y su utilización tan cósmica como justiciera.