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Miércoles, 6 de abril de 2016
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Dos amigas

Por María Rita Figueira
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Dos amigas. Dos amigas bien de esta época. Dos amigas, cuyo poder adquisitivo es cómodo, se reúnen una vez por semana para ver una película. Lo hacen desde hace mucho tiempo, pero deben cumplir obligatoriamente cuatro premisas: a)Que se trate de films de más de 10 años; b)Que las copias no sean truchas; c)Que la que hace las veces de anfitriona prepare comida alegórica al argumento; d)Que durante la semana hasta el próximo encuentro realicen algo ligado de manera directo a la trama de la película que han visto.

Cuando optan por El amante, dirigida por Jean-Jacques Annaud, comen chop suey de verduras y hongos. A una se le ocurre levantarse a un chino de nalgas redondeadas y tersas; la otra, tomar todo el alcohol que quitara la frescura a Marguerite Durás. Compra mucha bebida y de la buena, justamente, en un supermercado chino pues el precio la empuja a vinos, champagne y whisky de calidad sublime. La otra no encuentra varón apto para cumplir con la consigna. Recurre a un amigo rugbier de su sobrino, apodado "el Chino" Rodríguez Mieres, y cumple la misión aunque con alguna trampa: el muchacho solamente posee del chino Tony Leung un par de glúteos como moldeados en caucho. La otra bebe seis días enteros y cae desmayada. Lejos de una cirrosis sostenida en el tiempo, un ataque al hígado le pone el semblante amarillento como la cajera del supermercado chino donde vació la góndola de bebidas alcohólicas.

La siguiente película es polémica y un verdadero clásico: Adivina quién viene a cenar. Deciden comer porotos de feijoada y blanco de pavita como homenaje a la integración racial. De postre, helado de granizado con crema chantilly y galletitas Melba. Cada una se hace de un hombre negro para presentar a sus respectivos padres que, de Katherine Hepburn y Spencer Tracy, no tienen nada. Una invita para la cena a un cubano de confuso mettier, la otra le pide a uno de sus sobrinos un basquetbolista de la Liga Nacional, oriundo de Illinois, apodado "Trípode". La suegra del hipotético yerno caribeño tiene un pico de presión, el padre de la otra habla durante toda la velada sobre el Ku Klux Klan. En la sobremesa sufre un pre infarto.

La noche de Thelma and Louise deciden -entre Margaritas y carcajadas desencajadas, agotadoras, terminadas en hipos y llantos cortos- tomar la ruta y rumbear a Córdoba. No se presenta ningún hecho de violencia aunque entran a un supermercado y con la necesidad propia de la clase media de transgredir inútilmente, una se lleva sin pagar un sobrecito de queso rallado de segunda marca. Luego, su mucama lo utiliza como jabón en polvo. La otra se apropia de una caja de preservativos de sabor a plátano, lo que le provoca cierto resquemor cuando se percata que está abierta, falta uno y otro está manoseado.

Con E.T. se distienden bastante, disfrutan, aunque a la hora de llevar sendos extraterrestres para que pasen unos días con cada una, la cuestión se complica en demasía: Guido Süller las desprecia y su hermana las ignora. Buscan algún extraterrestre entre políticos y funcionarios creyendo hallar un marciano, o sea, alguien honesto y de refinada capacitación. La frustración las motiva para el desafío de Missery.

La audacia y cierto sadismo de mujeres muy de esta época las envuelve por completo. El rol impresionante de Kathy Bates se les hace carne y una secuestra a Martín Caparrós. Lo amenaza con afeitarle el bigote y -finalmente- lo hace. La otra se lleva a Jorge Lanata pero no puede con él. Lo tiene de rehén solamente un día y medio. Intenta prohibirle fumar pero él se sale con la suya, al punto tal que activa las alarmas contra incendios de todo el atractivo edificio donde vive ella. La trata de pelotuda y le saca el martillo de la mano amenazándola con utilizarlo para rematarle el amplio departamento.

Con Doctor Zhivago logran sobreponerse al hecho de compartir los placeres sexuales con un médico que hace domicilios para una prepaga. Comen ensalada rusa y miran en la compu los clásicos rosarinos dirigidos por Miguel Angel Russo. Pero la siguiente película es demoledora para dos amigas, aunque sean muy de esta época. Mujer soltera busca las incomoda al punto tal que se involucran con un mismo hombre y adquieren rasgos similares en una mimetización perversa. Terminan la amistad de manera violenta y se difaman a través de facebook. Sin código alguno hacen públicos secretos inconfesables. Aparecen en Youtube y hasta interviene el Inadi por el uso de chinos y negros. Se hacen mediáticas y no pocas agrupaciones políticas las buscan para ser candidatas a cargos no del todo claros.

Más tranquilas a base de ansiolíticos, antidepresivos, yoga y reiki, sellan el vínculo afectivo con Bagdad café y ponen un bar en plena estación de servicio camino al noreste, justo en el límite donde comienza la tonada correntina.

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