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Martes, 12 de abril de 2016
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La pregunta

Por Natalia Massei
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Llegó con dos gaseosas y una bandeja de masas finas. La mayoría de sus compañeros ya estaban instalados el sum, aunque la reunión no había empezado. Antes de que pudiera saludarlos, el director la detuvo con una pregunta inesperada: - ¡Pero cómo...! ¿Usted no recibió el telegrama? Mientras mastica un alfajorcito de maicena, vuelve a ese momento. Se detiene en una imagen: ella de pie, frente a sus ex-compañeros y su ex-jefe, sosteniendo dos gaseosas con una mano y un paquete de masas con la otra. Qué infeliz... ¡Qué infeliz!, se repite y toma un mate para despejar la garganta.

Siempre que no sabe cómo seguir consulta el I Ching. La ayuda a reflexionar, a imaginar escenarios impensados, libro oracular y sapiencial. Acaricia la superficie firme y rugosa de la tapa, recorre con el dedo las letras doradas que indican el nombre original en chino. El libro de las mutaciones. No sabe qué afecto la une a ese objeto que emula, en una edición moderna, reproducida de a miles de ejemplares, el original milenario compuesto de imágenes y no de palabras. Sesenta y cuatro signos, infinitas preguntas. La clave está en la pregunta. Ella lo sabe. Una pregunta bien formulada lleva en sí misma la respuesta. Porque en el fondo, el interrogante lo dirige uno a sí mismo. En definitiva, se trata de conocerse a sí mismo, pero por otros medios. La interrogación siempre se proyecta sobre el devenir. En voz alta, pronuncia la pregunta y tira las monedas seis veces hasta completar las líneas que dibujarán el hexagrama Ta Kuo: La preponderancia de lo Grande. Se ceba otro mate preparado con yerba uruguaya que no altera los nervios ni produce acidez. Especial para la ocasión. Estos gustos se terminaron -piensa- Pero no importa. Y se pregunta cómo les dirá a sus hijos, si les dirá.

Dictamen: La preponderancia de lo Grande. La viga maestra se dobla por el medio. Es propicio tener a donde ir.

¿Cuántas veces puede un cuerpo doblarse sin quebrar? Su hija menor se acerca y le pide el teléfono para jugar. Le toma varias fotos, usando distintos efectos: blanco y negro, saturación de colores, negativo. En todas las tomas sale borrosa y con la cabeza cortada, a contraluz. Llueve torrencialmente desde la madrugada, su hijo mayor le pregunta si podrán ir, de todos modos, al parque de diversiones. No sabe qué responder. Si fuese sólo la lluvia. Entonces los chicos empiezan a planear a qué juegos van a subir. Gusano loco y tren, dos vueltas; tazas giratorias, una sola vez, ¡yo te acompaño!; avioncitos, a vos no te dejan porque sos chiquita; calesita, ¡subo sola! ¿Cuántas vueltas van?

La imagen: El lago rebasa los árboles.

Recupera su teléfono y se distrae revisando Facebook. Una amiga, que se fue de vacaciones al sur, publicó un álbum de fotos titulado Cementerio de barcos. Los barcos hundidos o encallados, los barcos oxidados en los puertos, le provocan un nudo en el estómago, un estremecimiento inmediato. Algo que no termina de hundirse, de desaparecer, el fondo incierto, la superficie inabarcable del agua. Qué casualidad, ver esas fotos justo ahora. Imagina una extensión sin fin de agua sobre la que asoman copas de árboles como bultos sin forma. ¿Qué suelo sostiene sus raíces?

La televisión encendida habla de nuevos despidos en el estado y en el sector privado. No se precisan cifras, aunque ella leyó en un portal de noticias que llegan a treinta mil en lo que va del año. Ese número impreciso no le representa un grupo de pertenencia. ¿Quiénes son esos treinta mil? ¿Dónde viven? ¿Dónde trabajaban? ¿Dónde están ahora? ¿Dónde estarán mañana? Ella, entre ellos, no se cuenta. ¿Cuánto tarda un nosotros en construirse?

Alimentar sin utilizar es algo que finalmente provoca movimiento. Un movimiento sin término lleva finalmente demasiado lejos, o sea al sobrepeso. La viga maestra se dobla en el medio porque el comienzo y el fin son débiles.

¿Cómo se puede alimentar sin utilizar indefinidamente? ¿Qué significa esto para ella? Un ser muy gordo, descomunalmente excedido de peso, alguien de un apetito voraz que acumula en su cuerpo más de lo que necesita, más de lo que soporta. Alguien muy rico, groseramente rico, que acumula riquezas más allá de toda perspectiva utilitaria. ¿Qué viga es capaz de sostener tamaña violencia?

A pesar de tan extraordinaria situación es importante actuar. Si la carga se quedara quieta, se produciría una desgracia. Mediante el movimiento, empero, logra uno salir del estado anormal.

No es normal, claro. La lluvia quedó en la tierra de las macetas y en los charcos sobre el piso. Al abrir las ventanas se cuela una horda de mosquitos. Ella baña a los chicos con repelente y se lava las manos antes de cebar otro mate. Ahora sí vamos a poder ir al parque porque paró de llover. Pero va a estar lleno de barro y de bichos. Se pregunta si cancelará el viaje a Mar del Plata. Si todo cambiará drásticamente de la noche a la mañana o si puede seguir viviendo como siempre, en el mientras tanto. En Mar del Plata no hay mosquitos. Pero hay viento. Un viento que duele en los oídos. Frío, húmedo, cargado de arena. Viento que golpea. Una fuerza sin fin.

En el signo Ta Kuo no rige la relación de correspondencia, sino que los trazos superiores e inferiores mantienen un antagonismo entre sí.

La respuesta se desdobla en mil preguntas en su mente. Pero las monedas ya fueron echadas. Una sola pregunta orienta al oráculo y su interpretación de la situación. Antes de ir a la panadería y elegir las masas finas, había pasado por una perfumería para comprar repelente en aerosol. Había escuchado en televisión que allí tenían stock a pesar de la sobredemanda de los últimos meses. También habían informado sobre las precauciones a tomar para evitar la propagación de las enfermedades transmitidas por el mosquito. En la caja, delante de ella, una anciana pagaba tres tubos de repelente con tarjeta de crédito y en tres cuotas. ¿Cuántos tubos de repelente puede soportar una viga?

La viga maestra se dobla quebrándose. ¡Desventura! La desventura tiene su causa en el hecho de que ésta no encuentra ningún apoyo.

Los chicos tienen hambre, preguntan qué hay de comer. Insisten, piden algo para picar. Sobre la mesa queda medio paquete de masitas, el mate, la yerba, el termo, el I Ching. Empieza a recoger todo para despejar. Con la plata de la indemnización pueden vivir un tiempo. Irse de vacaciones más adelante, cuando consiga otro trabajo. Si le sobra algo, invertir, comprar dólares. ¿Dónde comienza y termina este verano? ¿Dónde se rozan el presente y el futuro?

Las cualidades de los signos Serenidad y Suavidad indican la manera justa para una actuación exitosa.

El sol levanta la humedad retenida en la tierra y el cemento, un calor agobiante con espesor propio. Cierra el libro y lo guarda al abrigo de los vapores de la cocina. Los chicos se sientan alrededor de la mesa aunque ella les advierte que todavía falta un rato para comer. El mayor sirve jugo para él y su hermana. Ella lava las verduras con naturalidad. ¿Cuántas preguntas acechan en una imagen sin palabras?

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