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Lunes, 9 de mayo de 2016
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Una suave palmada del destino

Por Rubén Chivo González*
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Uno supone que si un cura de algún pueblo ingresa a la basílica de San Pedro en el Vaticano, o un jugador de fútbol de divisiones menores entra al Maracaná en Río o al Bernabeu en Madrid, les debe dar un sacudón ¿no? Bueno, dicho esto y salvando las distancias, cuando por inmensa fortuna logré entrar por primera vez al Village Vanguard ubicado en la Séptima Avenida casi esquina de la calle 11 en Manhattan en Noviembre de 1979 tuve un cimbronazo.

Bajar esa escalera para entrar en ese recinto de curiosa forma y de acústica gloriosa, que funciona desde el año 1935 sin interrupciones, para mí es aquella equivalencia. Claro está: el sótano de raras proporciones que tiene capacidad para poco más de 120 personas sentadas está lejos de la basílica y de los estadios, pero allí se grabaron en vivo discos de jazz como en ningún otro sitio del mundo, Sonny Rollins, John Coltrane, Bill Evans, Charles Mingus, Art Pepper, Dexter Gordon... para nombrar a unos pocos y no hacerla larga. Ya sabemos que todos los músicos de jazz del planeta ansían tocar allí.

En aquel tiempo el dueño Max Gordon vivía y manejaba el club. No lo vi pero sí a la casi siempre malhumorada y gruñona Lorraine, su mujer, que me cobró los u$s 3,50 (si, tres dólares y medio) que habilitaba a un set del grupo de esa noche y a una bebida.

Entré y apenas había una decena de personas, nadie demasiado cerca del pequeño escenario, con lo cual pude ubicarme contra el respaldo tapizado con una especie de cuero rojo, tal como un largo sillón cubriendo toda esa pared ubicada a la izquierda de los parroquianos (¿feligreses?) en la primera de una de las famosas mesitas redondas soportadas por un eje central (si, como la de la famosa foto del disco de 1961 con el trío de Bill Evans, Scott LaFaro y Paul Motian, sentados alrededor de una de ellas).

El lugar elegido estaba al lado de la batería, esa noche a cargo de ¡Mel Lewis! El cuarteto era la Small Band de Bob Brookmeyer, el gran trombonista, arreglador y compositor. Cuando se acercaron a tocar Lewis me guiñó un ojo (creo que me vio la cara de nirvana) y como si fuera poco, Brookmeyer me pidió con mucha gentileza si podía apoyar sobre mi mesa un enorme vaso de agua y su grabador (un Sony muy pequeño a cassette con vúmetros, un alarde tecnológico de ese tiempo). El contrabajista -que estoy casi seguro era Michael Moore- y el guitarrista eran para mi insuficiente información, desconocidos.

El cuarteto era tremendo y creo que la mandíbula se me aflojó varias veces, los dos desconocidos eran más que excelentes; Brookmeyer y Lewis... ni hablar. Recuerdo mucho que en un instante cerré los ojos y agradecí en silencio la cadena de sucesos que me hacían disfrutar de estar allí, de la forma que supongo lo hacen los que tienen un gran momento de felicidad, de aquellos que se atesoran por siempre.

Antes de retirarme me acerqué a saludar a Mel Lewis, a quién le dije que uno de los mejores discos que había escuchado era "Consummation" de la banda que co-dirigía con Thad Jones. Con una gran sonrisa me preguntó de donde era, y grande fue su admiración saber que en la Argentina supieran de ese disco. Dicho eso, me invitó para ver su banda (ya sin Thad Jones) para el lunes siguiente, pero eso es otra historia.

En el regreso, caminando muchas cuadras hacia mi hotel, casi flotando luego de mi primer Village Vanguard, calles muy solitarias y peligrosas en esa época, fueron como atravesar cielo sin nubes. Hubo otros Vanguards, no muchos en otros años, todos excelentes, pero ninguno como ése.

De vuelta en Rosario, al tiempo conseguí un doble LP de aquel grupo que tanto me había gustado, con otro baterista, Joe LaBarbera en lugar de Mel Lewis. Lo conservo como nuevo.

Pasaron 37 años. Hace unos días me llamaron para preguntarme si tenía disponible el lunes 9 de mayo, cuando la respuesta fue sí, me dijeron: "¿Querés tocar con Jack Wilkins y Andy McKee, con Luciano Ruggieri ...?"

Y esta es la cosa, Jack Wilkins era aquel extraordinario guitarrista del cuarteto, y lo volveré a ver esta vez ¡tocando con él! Y con el gran contrabajista Andy McKee. En el Parque España, hoy, lunes. Va a ser un momento emocionante y esperamos estar con Luciano a la altura de la situación.

Tal vez aquel agradecimiento en silencio del Vanguard regresó como una suave palmada del destino.

*Jack Wilkins, Andy McKee, Chivo González y Lucho Ruggieri se presentan hoy a las 20.30 en el Túnel 4 del Centro Cultural Parque de España, Sarmiento y el río.

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