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Amarillos

No se puede hablar de periodismo independiente si no es el que se practica en pequeñas ciudades y pueblos de este país. Muchos periodistas somos instrumento de los poderosos, ellos tiran de la cuerda y nosotros bailamos y por una paga, un jornal o unas monedas estamos dispuestos a vender a nuestra nación a nuestra raza o a nuestra bandera. Si yo dijera en el editorial del diario donde trabajo la verdad de los hechos al otro día estaría despedido y en la calle. Esta frase de una actualidad tan contundente como la que estamos viviendo los argentinos la dijo el periodista norteamericano John Swinton en una reunión de la SIP realizada en Nueva York en la década del 30. La acepción de amarillo se utilizó a principios del siglo XX por que al haber escasez de papel los diarios se imprimían en papel amarillo que era el único que había disponible en aquella época, término que se adaptó después hacia el periodismo venal, corrupto y manipulador como el que refutaba John Swinton. Durante el siglo XX todos los presidentes democráticos de Argentina sufrieron el ataque despiadado de los amarillos de turno, comportándose luego esos mismos amarillos como ratas antes los dictadores de turno. Como el zorro pierde el pelo pero no las mañas los amarillos de Argentina siguen tan vigentes como en el siglo pasado. Ricardo Carreño

Clarito

¿Sabe usted por qué en nuestro país ocurren las cosas que ocurren, que nos acarrean problemas de todos los colores? Porque aquí "al burro se lo acomoda en el sitial de un jefe" y le pido perdón al asno por menospreciarlo. Y a la persona con aptitudes, práctica, proba, e inteligente se la ubica en cualquier espacio intrascendente. Y si no recuerde a aquel ministro de economía de los "trágicos 90", que hace rato tendría que estar preso, y aún da cátedra de mentirología en países como el nuestro. El mismo que mandó a lavar los platos a nuestros mejores genios, y que jamás volverán por más "índices maquillados de crecimiento" que divulguemos.

Felipe Demauro