Recordar hoy a nuestro prócer máximo y sus campañas libertadoras con su caballo blanco, tobiano o zaino según sus biógrafos nos puede parecer algo muy simple.
Pero la realidad no fue asÃ, sobre el final de la edad media el dominio de la iglesia católica que habÃa incinerado a todos los opositores mediante la Inquisición comandada por Torquemada a los cuales llamaba herejes, en aras de mantener la pureza de la fe y de paso quedarse con todas sus pertenencias (método que aplicó Videla en Argentina en pleno siglo XX) estaba llegando a su fin.
En Inglaterra habÃan surgido otras ideas polÃticas y económicas que se oponÃan a la dominación clerical de Roma y que sostenÃan que no era pecado comerciar, efectuar créditos con interés usura y que la muerte era el fin de todo y eso de que los buenos iban al cielo y los malos al infierno eran cuentos chinos. El proceso fue largo.
En 1812, cuando España declinaba definitivamente su poderÃo, San MartÃn -que era un gran estudioso de todos los problemas mundiales- se dio cuenta que la disputa de los imperialismos de aquélla época iba a ser por las colonias americanas, las cuales les proveerÃan status y riquezas. Por lo tanto decide volver a su tierra natal, Argentina, e imbuido de las ideas de un organismo opuesto a la iglesia católica, la MasonerÃa comienza su exitosa campaña independentista a sabiendas de que a la caÃda del imperio español, el nuevo enemigo era el imperialismo inglés.
Y como ha ocurrido siempre tuvo que a enfrentar a los eternos advenedizos de siempre: el mulato Rivadavia y el encopetado Alvear.
Ricardo Carreño
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar|República Argentina|Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.