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En un escrito de 1930 sobre el carácter del fascismo alemán, Walter Benjamín anunciaba que las batallas del porvenir serían libradas por los esclavos de la técnica. El, testigo del horror de la Primera Guerra Mundial cuando se utilizaron por vez primera los bombardeos aéreos y el mortífero gas mostaza, avizoraba un mundo sometido al imperio de la tecnología aplicada a la aniquilación masiva de vidas.
En efecto, Benjamín -que se suicidó en Port Bou- huía de la persecución de los nazis y en 1939, ante la caída de la República Española vio hecha trizas sus esperanzas, pues la gesta libertaria fenecía ante el ataque artero de las potencias burguesas coaligadas.
La tesis de Chomsky acerca de que los verdaderos ganadores ideológicos de la Segunda Guerra fueron en realidad los expansionistas japoneses y los ideólogos del "espacio vital" parece estar confirmada a la luz de la barbarie belicista exhibida por los imperialismos en Asia, Europa Central, Africa y Latinoamérica.
La política de invasiones (Irak, Afganistán), bombardeos (EcuadorColombia), secuestros masivos e internación en centros como el de Guantánamo, muestran que hasta se utilizan antropólogos y psiquiatras para la eliminación de poblaciones enteras en la periferia.
Vivimos tiempos difíciles, de crisis que parecen ampliarse y acelerar la caída de gigantes.
Nuestra esperanza debemos cultivarla en la resistencia de los pueblos que más temprano que tarde romperán los eslabones de las cadenas que los oprimen.
Miembro de la APDH Rosario
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