A medida que recrudecen algunos niveles de inseguridad, sube en decibeles el concepto de "pena de muerte", acompañado de la exigencia de bajar la imputabilidad de los menores y de mayor presencia policial. En ningún momento se intenta un análisis mÃnimo para averiguar las causas. Parece que la delincuencia naciera de un repollo, o peor, que fuera una cuestión genética. Pero además, resulta evidente que esas exigencias al Estado, son reacciones convulsas. ¿Por qué? Porque en cualquier barrio los vecinos conocen quién es el, o los delincuentes, y se embroncan con la policÃa porque no los atrapa, o no los busca.
Entonces hay que poner blanco sobre negro. La policÃa no es tonta y suponemos que tiene su "caja negra", rebozante de las actividades ilÃcitas de la institución.
¿HacÃa falta que muriera asesinada Sandra Cabrera para conocer que la policÃa cobra un porcentaje a las casas que ofrecen placer, del mismo modo a las chicas de la calle? No, todo el mundo lo sabÃa y lo sabe, porque sigue ocurriendo.
¿Qué tal algunos de esos muchachos pesados? Los que integraban o integran históricas bandas dedicadas al asalto de bancos o camiones de caudales. Bandas integradas por policÃas en actividad o en retiro, con toda la logÃstica de la "institución". En el vocabulario popular ya forma parte desde hace muchos años la expresión "zona liberada".
¿Quieren más presencia policial? ¿Cuál? Los efectivos que mantuvieron secuestrado durante todo el mes de enero al joven empresario Bergara, eran todos de carrera. ¿O prefieren a los muchachos que hace años atrás en abril de 1991 chuparon al joven Bulacio, y después apareció muerto?
De paso no hay que olvidar al personal de la seccional 1ª, que en julio de 2002 detuvo a una adolescente de 16 años que volvÃa de bailar y la violaron en las cómodas instalaciones de esa céntrica comisarÃa, y... ¡Basta!
Causa asco la indiferencia y el alto grado de hipocresÃa. Especialmente cuando se observa en TV a jugadores de fútbol compartiendo asados... con ¡barrabravas!
¿Y en la farándula...? En ese mundillo de superficialidad, de libertades varias, todos se conocen. Pero de golpe y porrazo sale una necia que goza del privilegio de tener cámaras y micrófonos casi todas las noches. Ante la muerte de un conocido, pide basta de droga, sin brindar un solo indicio de por quién comenzar. Pero por si fuera poco, dice: "Basta de derechos humanos", es tan ignorante que seguramente piensa que los DDHH están de moda.
Parece que los delincuentes son solamente aquellos que sobreviven en la pobreza, o nacieron en ella.
Claudia Saldaña
diputada provincial
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