En esta sociedad moderna donde reina el "todo vale", que desde la pantalla del televisor nos impone modelos permisivos, en la que fumar (tabaco) es perjudicial para la salud (pero la marihuana es una droga "social" y fumarla es "natural"), pero tomando cerveza conquistamos el mundo. Cuando la realidad de las estadÃsticas nos habla de los accidentes de tránsito con vÃctimas, en su mayorÃa producidos por conductores alcoholizados. En ese contexto nos manejamos los padres de este siglo. Y asà somos acusados de "enfermos" y otros términos más fuertes, cuando ponemos lÃmites, controlamos, aconsejamos. Nadie nos da una mano, la escuela dejó de ser el segundo hogar para nuestros hijos (es un "viva la pepa", no hay contención ni enseñanza); los clubes, o desaparecieron o son simple espacio para juntarse a cualquier hora a tomar bebidas alcohólicas; el Estado es cómplice, no controla, ni castiga, ni a bares, boliches, pubs y discos, y hasta cibers, que venden y dejan consumir a los menores de 18 años. Quizás para sumar votos, quizás porque son partÃcipes del negocio.
Sobrepasados de tanta información y "modelos" permisivos tampoco encontramos ayuda en quiénes, por su trascendencia, trayectoria o fama, pudieran transmitir a nuestros jóvenes mensajes sanos, después de haber pasado ellos por situaciones lÃmites y comprometedoras con las drogas, tales los casos de Diego Maradona y Charly GarcÃa, y tantos otros mediáticos.
Fui joven, fui rebelde, pero tenÃamos otros valores que heredamos de nuestros padres y abuelos. HabÃa mucha más pobreza y menos tecnologÃa y discriminación, menos rejas en las casas. La escuela era nuestro segundo hogar, la maestra nuestra segunda madre. Hoy los docentes y los padres (si ponemos lÃmites) somos una basura. A nuestros niños, personajes siniestros como Tinelli les robaron y quitaron la infancia. Es patético ver a niñas de 8 y 10 años "actuando" en las escuelas, haciendo el baile del caño o salir a escondidas vestidas como pibas de 15 años o más.
Para mà ser un padre "enfermo" es un honor, casi un orgullo, espero contagiar a todos mis pares y recuperar y darle sentido a palabras tan fuertes como "familia", "amigo" y "amor", hoy usadas, ensuciadas, abusadas y malinterpretadas
Gustavo Lowden
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