Querer mejorar, tener un emprendimiento propio, que posibilite trabajar y dar trabajo. Con esfuerzo lo intentamos aquà en Rosario, en un pequeño local en el centro de la ciudad. Eso sÃ, no se puede hacerlo tranquilo, ya que en escasos tres meses tuvimos 2 robos. Uno a plena luz del dÃa, otro que explica estas palabras. Fue aproximadamente a la 5 de la madrugada del lunes 25 de octubre de 2010. Con un pedazo de concreto de 1,5 metros por 10 cm -que quedó de único testigo- alguien o algunos, rompieron a golpes dos candados que tenÃa una reja de protección. Acto seguido tiraron el mismo elemento contra una puerta blindex templada que estalló literalmente. Se llevaron lo que buscaban.
El personal de una gomerÃa que está a metros de nuestro local, escuchó el estruendo y llamó a la policÃa. Del 911 le respondieron que no podÃan enviar a nadie pues no tenÃan móviles. Otras dos clientas hicieron lo mismo una hora mas tarde sin respuesta. Al llegar 7 am para abrir el local y ver el panorama desolador hicimos tres llamados más al 911. 30 minutos más tarde, casi tres horas después del robo y el primer llamado, la policÃa llegó.
Los agentes nos informaron que no podÃamos hacer la denuncia ya que en la ComisarÃa 2ª hay pocos sumariantes, por lo que se entregan turnos. ¿Te llaman por teléfono para hacer la denuncia?, al menos eso sostuvieron. ¿Y los ladrones?, probablemente muy cerca, esperando otra oportunidad, o lejos, tranquilos disfrutando del botÃn. En cualquiera de los dos casos: totalmente impunes.
¿Y nosotros? TodavÃa esperando dos llamados: la de un supervisor del 911 que me explique porqué alguien le respondió a un vecino que no habÃan móviles para atender un robo cuando éste se producÃa. El otro de la ComisarÃa 2ª para poder hacer la denuncia. En los dos casos: totalmente impotentes.
Gonzalo Miranda Aguiar
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