No es tan fácil plasmar un pensamiento y objetivizarce en un ciento por ciento, como tampoco lo es el hecho de interpretar neutralmente un episodio social de masiva y expontánea concurrencia como lo fue la despedida al ex presidente Néstor Kirchner. Hombre éste que supo ganarse el cariño de una inmensa cantidad de personas de todas las edades, lo cual quedó demostrado. Es que nadie puede negar que su presencia haya pasado desapercibida... Miles y miles de jóvenes de todas partes de la patria, de militantes de diversas agrupaciones polÃticas y estudiantiles, peronistas o no, convocados en homenaje a un lÃder y flameando sus distintivas banderas y entonando cánticos populares, mientras la algarabÃa se mezclaba con el dolor y la angustÃa en una extraña y macabra mixtura. Una escena poco vista. Muy poco. Aquel hombre, sin dudas, devolvió el auténtico significado a la palabra "militancia", restituyó a la juventud el necesario espacio vital para poder militar polÃticamente (como el agua para el pez) y en un momento de la historia en que no hace falta derramar sangre, por lo que dicha práctica se torna más atractiva y pasional. Entendió desde siempre que era necesaria la participación, sobre todo de la juventud, en aquella actividad que se habÃa vuelto detestable: la polÃtica. Ya no hay "pibes molestos" sino "leales militantes": una connotación radicalmente diferente, obra maestra del hombre del sur argentino, cuyo indómito temperamento, profundas convicciones, enormes garras y claras ideas supieron hacerlo ganador de muchas e importantes batallas en el plano polÃtico, social y económico de este paÃs... Felicitaciones, gracias y ¡hasta siempre querido compañero Néstor Kirchner!
MartÃn RodrÃguez Luna
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