Triste realidad
DÃas pasados leà que el Hogar de Huérfanos de Rosario solicita alimentos para cubrir una necesidad vital para esos niños que merecen atención y cuidados permanentes. Enseguida pensé en que allà se alojan chicos que vivÃan desamparados, marginados, expuestos a los peligros de la vÃa pública; asimismo recordé que ese sitio es subvencionado por instituciones que donan lo que haga falta, empresas, gente solidaria, los socios de esta entidad y los aportes del gobierno provincial y municipal.
Terminé de leer la nota y decidà salir a caminar. Enseguida me topé con la multiplicidad de afiches de carácter polÃtico adheridos a las paredes. Inmediatamente pensé en el dinero destinado con la finalidad de captar al electorado diciendo poco, o nada; y me pregunté por qué esa plata no va a parar a seres humanos que padecen las consecuencias de un sistema que los excluye, que les impide mejores condiciones de vida. Si eso ocurriese, ¿Cuántos votos más obtendrÃa tal o cuál candidato? Pero, además, ¿no se sentirÃa plenamente satisfecho al ayudar a quienes deben forjar un futuro diferente en Argentina, es decir a niñas y niños que crecen sin una contención familiar?
La verdad, en nuestro paÃs pulula la insensibilidad, el desinterés por el prójimo. Todo se efectúa pensando en los intereses particulares, lo demás es ignorado y hasta menospreciado por aquellos que gozan de un status social que les permite tener cubiertas las necesidades básicas para vivir dignamente. Bajo esta subjetividad, ese individualismo inconducente, la comunidad no puede ser considerada ejemplar. Los habitantes de la Nación deben mostrarse solidarios, complacientes, unidos, ocupados por el bienestar general. No sirve que una pequeña porción poblacional acceda a un consumo ilimitado mientras el resto esté sumergido en enormes problemas estructurales.
Marcelo Malvestitti
marcelomalvestitti35@hotmail.com
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