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Néstor

Hace apenas un año que corría por todos los medios de comunicación la ingrata noticia de la muerte de Néstor Kirchner, sorpresiva para la gran mayoría de la gente que veía en él una persona rebosante, muy efusiva, de mucho vigor, de espíritu de lucha. Un hombre tan jugado por sus convicciones políticas que nunca haría caso a ninguna indicación que sugiriese guardar reposo, alejarse de los escenarios de debate y ejercer esa defensa personalísima de las causas que lo motivaban y que consideraba justas para otro modelo de país.

Alguien capaz de sacrificar los moderados e insulsos modismos que lucen elegancia ante las cámaras pero que no ganan batallas ni imponen respeto.

Un temible y avasallante "guerrero" político, que jamás se amedrentó cuando debió enfrentar a las poderosas corporaciones económicas y/o mediáticas instauradas tradicionalmente en la Patria como sus "dueñas", desde tiempos remotos, a la hora de encarnar una noble disputa sobre como construir una sociedad mejor... Y vaya si no lo ha logrado.

Una persona que nunca abandonó su condición de militante y que como tal supo ponerse a la altura de las circunstancias cuando la clásica oligarquía y los grupos de stablismanth amenazaron la continuidad del proyecto nacional y popular que se venía desarrollando en el país buscando fallida y ansiosamente destronar a un gobierno democrático pero, por sobre todo, indomable ante sus intereses.

El constructor de una nueva forma de hacer y ejercer la política: como creadora de las pautas económicas y no condicionada a ellas; una concepción distinta en cuanto a motivos y finalidades del gobierno.

Perón había vaticinado sabiamente que el 2000 nos vería unidos o sometidos. Y no fue sino por quien rindo homenaje que podemos decir orgullosamente que ya no reunimos la condición de sometidos.

Un lujo de presidente, un ejemplo de militante y un sano derroche de ideas y fuerzas necesarias para ponerlas en práctica. Y hago mía esta frase: "Néstor no se murió, Néstor no se murió; Néstor vive en el pueblo la p... madre que los p...".

Martín Rodríguez Luna