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Sin olvidar a los periodistas desaparecidos o asesinados (uno de los últimos Cabezas), todo un emblema para continuar informando cómo sigue su causa y seguir reclamando justicia siempre. Sin olvidar aquellos periodistas que en su actividad siguen siendo despedidos por expresar su opinión en forma libre, como ocurre todavía en localidades vecinas, que siguen siendo como feudos (unos últimos casos en una FM villagalvense). Sin olvidar que la labor de prensa debe estar orientada a mostrar siempre una opinión con absoluta libertad de expresión pero con la obligación de no llegar a la difamación a favor de intereses sectoriales. Levantemos nuestras copas con felicidad todos: periodistas, cronistas, en sus distintas especialidades junto al Sindicato de Prensa Rosario, y a las distintas Asociaciones que los nuclean y junto a los medios que permiten dar fuentes de trabajo dignas e independientes sean grßficas, radiales en AM o FM. Y televisivas y fundamentalmente estando siempre junto a la gente para ser la voz de los sin voz y recordando que tenemos que estar "contra el silencio de los corderos y junto al pueblo".
El 24 de mayo la Cámara Federal de Rosario, con justificaciones pseudo jurídicas, desplazó de la causa Brusa al juez Rodríguez, quién la inició en mayo de 2002 y había dictado ya el auto de procesamiento para ocho represores santafesinos. El lunes, luego de dos excusaciones, el abogado Carlos Lassaga Iturraspe aceptó la designación por sorteo del cargo de Juez add hoc, admitiendo cínicamente haber sido testigo de la defensa del ex juez Victor Brusa, en el Jury de destitución del 2000 y haber firmado en el Ç86 o Ç87 (dice no recordar bien) una solicitada en apoyo del "ex presidente de facto Jorge R. Videla" con el argumento de no conosiderar aquellos datos como limitantes de su ecuanimidad en el juicio contra el terrorismo de Estado en Santa Fe. Alguna vez dijimos que el nuevo nombre de la impunidad es el de la Justicia. Y lo reafirmamos. La ficción de que "se están juzgando" los crimenes de lesa humanidad, es eso, ficción. Si todos hacen que juzgan, ¿por qué no puedo hacer lo mismo yo? pregunta el fascista doctorado dispuesto a colaborar en el juego de que pase el tiempo para que los genocidas gocen de libertad y el juicio no llegue nunca. O casi nunca, que no es lo mismo pero es igual. Ahora decimos que es un grotesco, y el grotesco no solo exhibe la crueldad y el cinismo de los represores, también revela el paso en falso de quienes quemaron naves y abjuraron de banderas para subirse al barco de un gobierno que "al menos, respeta los derechos humanos" según nos decían ilusos y esperanzados. Contra todas las impunidades y todos los grotescos, la lucha popular, la unidad sin grietas, la denuncia certera, seguirá siendo nuestra única apuesta.
José Schulman
Querellante en la causa Brusa
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