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Terapéutico

El trabajo con usuarios de drogas y sus familias es una tarea que requiere de una especificidad y de un complejo abordaje en todos los niveles de intervención. Qué necesita cada individuo y familia a la hora de pedir ayuda es determinante para posibilitar un proceso de tratamiento coherente y adecuado. Allí no sirven los sentimentalismos ni las urgencias ni la prisa ni la demanda psicopática de la familia y el usuario.

El staff tiene que evaluar cada situación dentro del contexto del equipo terapéutico cual es el mejor abordaje posible, teniendo en cuenta los recursos psicológicos, culturales, familiares y sociales en cada situación. Hay que entender que uno se enfrenta a situaciones límites y de extrema gravedad en algunos casos y no siempre resolver desde la prisa o la demanda desesperada de la familia ayuda a construir un proceso adecuado de inserción social. Hay que entender que lo primero que se busca en esta problemática es la posesión de la intimidad de la persona, ese imperio lastimado y repleto de fantasmas.

Desde allí se puede construir hacia el afuera, o sea, la familia, el barrio, la ciudad, una idea productiva, un proyecto digno basado en la verdad, la responsabilidad, el arte y la contribución solidaria

Tratamientos ambulatorios, centros de día, tratamientos residenciales, reinserción social, asistencia familiar, estos abordajes múltiples requieren una interacción de los gobiernos de turno y las Organizaciones no Gubernamentales que venimos lidiando y formándonos en este escenario cada vez mas atribulado hace treinta años.

Allí radica la posibilidad de generar una propuesta superadora, dejando de lado los egoísmos partidarios y de perspectiva clínica, sabiendo que de la construcción de ideas en un contexto de igualdad, coherencia profesional y solidaridad nacen aquellos proyectos que se sostienen en el tiempo.

Osvaldo S. Marrochi

Presidente Fundación Esperanza de Vida

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