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Lunes, 24 de septiembre de 2007
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Cuando el juego sirve para enseñar reglas y combatir a la violencia

Bajo esa lógica, investigadores de la Facultad de Psicología
de la UNR implementaron talleres en distintas escuelas de la
ciudad. Una experiencia que ya lleva cuatro años en Rosario.

Por Paula Kearney
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A través del juego, los chicos logran canalizar la agresión en actividades creativas Además, lo ayuda a simbolizar las experiencias traumáticas y violentas que ha vivido

El equipo de investigación de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Rosario desarrolló un relevamiento con el objetivo de prevenir la violencia a través del juego, e implementó talleres en diferentes escuelas de la ciudad orientados a canalizar la agresión en actividades productivas y creativas a partir de juegos reglados o simbólicos. "El juego es una contrapartida a la violencia", aseguró la cientista de la educación y psicóloga, Susana Stringaro, y explicó que "el juego es vital para que el chico se sienta contento, adquiera un bienestar, además de que lo ayuda a simbolizar todas esas experiencias traumáticas. El juego socializa y permite que el niño se mire con el otro de una manera distinta. Es un nexo de unión, por eso hablamos de actividades psico-educativas y hablamos de esta cuestión preventiva". Una experiencia que ya lleva cuatro años en la ciudad con resultados cualitativos.

La importancia de los talleres, destacó Stringaro, radica en que "tienen reglas que van a servir de modelo para que el chico que tiene problemas de conducta y transgrede, vaya internalizando este tipo de órdenes y consignas, y vaya morigerando toda esta cuestión agresiva. Es decir, el niño necesita de reglas y de normas, ¿cómo se las transmitimos? A través de juegos reglados, de la forma que le interesa al niño. Esa sería una manera de que el niño que tiene dificultades vaya internalizando normas, y a la vez poder sublimar esas pulsiones de agresividad para que las vuelque en cuestiones productivas y creativas. De esta manera es como mediante el juego se puede contrarestar la violencia".

Esta investigación, que comenzó hace cuatro años, ha generado numerosas experiencias e inquietudes que se van multiplicando a partir de la aplicación de los resultados. Es decir, no hay resultados cuantitativos sino cualitativos: puede prevenirse la violencia a través del juego.

Así, "cada investigador va abriendo el juego de acuerdo a dónde está inserto en su desarrollo profesional y va articulando con la teoría, porque la investigación busca justamente, desde un enfoque cualitativo, indagar el contexto en que se desarrollan los hechos y recuperar el discurso de los participantes", explicó la doctora en Psicología Zulma del Valle Peralta, quien remarcó que "se busca dar herramientas que nos permitan accionar en el campo concreto".

Es por eso que a partir de la construcción teórica se buscaron establecimientos educativos para realizar talleres con docentes y a partir de su discurso construir estas herramientas. "La idea era que la institución misma pueda gestar sus propios proyectos al interior de la propia institución, en el sentido de que siendo actores participativos, a partir de reflexionar sobre lo que les pasa puedan empezar a darse una cierta organización en relación a pensar sus propios proyectos", explicó del Valle Peralta, e indicó que además "se les dio (a los docentes) una guía orientadora con algunas cuestiones a tener en cuenta a la hora de formar un equipo", entre otras cosas.

Una de las experiencias se realizó en una escuela especial con "niñas de entre seis y once años aproximadamente que están institucionalizadas, es decir que son niñas que están en hogares de minoridad por distintas problemáticas y concurren a la escuela especial que tiene un modalidad de atención a estas niñas que están en una situación de vulnerabilidad psico-social", relató del Valle Peralta.

Luego puntualizó que "lo que aparecía allí justamente como eje del taller era la función materna, cómo ellas proyectaban en los juegos esta función materna fallida de los padres, que el hecho mismo de estar institucionalizadas estaba dando cuenta de esto: cuando organizaban la escena del juego aparecía esta cuestión de la violencia, el maltrato y el abandono, fundamentalmente en el trato con los muñecos, en sus dichos".

Además, agregó Stringaro, "los chicos a través del juego en cierta manera escenifican la situación familiar que están pasando", y ejemplificó: "En una observación que se hizo en una escuela Toba, las nenas jugaban a la cola del hospital, a las señoras embarazadas, a que tenían las chapas o los subsidios porque habían pasado alguna problemática".

Otra de las experiencias que se realizó fue en una escuela de enseñanza media adonde se implementó un taller de radio en el que los chicos tenían que redactar noticias, informar y trabajar en equipo. Además, se está tramitando la implementación de una ludoteca como espacio permanente de la escuela para continuar con el proyecto.

En relación a estas experiencias, la investigadoras explicaron que no es lo mismo el juego por el placer mismo de jugar, "que es lo que hace el chico en el juego libre, que el objetivo que tiene la organización de un taller donde hay adultos que van a tener una función en lo que pasa en la escena del juego, que es lograr que el chico se apropie del espacio, se habilite y que haga lugar al nombre propio, porque en la manera en que ellos mismos se puedan autorizar y reconocerse, el otro también lo va a poder reconocer. Pero es una práctica que hay que ir trabajándola".

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