Médico especialista en trasplantes hepáticos, y en el abordaje del tumores cancerÃgenos abdominales mediante la radioterapia intraoperatoria y la quimioterapia intrabdominal. El doctor José Luis GarcÃa Sabrido llegó a esta ciudad invitado por la Asociación Médica de Rosario para dar una conferencia sobre el tema. Entre sus méritos figuran haber atendido a Fidel Castro de una afección abodminal que se niega develar pero sobre la que sostiene: "No ha sido cáncer, por más que lo diga la CIA".
-Usted es un apasionado del sanitarismo, ¿qué le parece el sistema de salud pública en Argentina?
-No conozco muy bien la organización a fondo de la salud Argentina, pero he recibido mucha información en los últimos dÃas. Me parece un organización que no está madura, en la que participa el sistema público y las organizaciones sociales que son parte del sistema público que se encamina a partir de obras sociales que no existe en España, y por otra parte el sector privado es muy potente. Soy partidario de una organización social que pueda satisfacer las necesidades a los ciudadanos de cada paÃs con equidad, igualdad y calidad. Creo que globalmente en la Argentina no se ha conseguido todavÃa pero ha sido una impresión muy grata ver en Rosario la inquietud de muchos colegas de alcanzar esa excelencia. Y eso no lo he percibido no sólo como una meta utópica, sino porque ya he visto y por lo que me han narrado que se ha avanzado mucho en la organización sanitaria. El Hospital Clemente Alvarez, que visitamos, es un lugar organizado no sólo bien como unidad asistencial sino dentro de un complejo sanitario que sirve a la ciudad de Rosario y que en un futuro se piensa extender a toda la provincia de Santa Fe. Eso serÃa un botón bien de marca en el resto del paÃs. He percibido mucha inquietud en la organización sanitaria social, no solo como sentimiento sino como una actividad que exige conocimiento y acción, y ambas cosas las tienen, están en tema.
-¿Cómo es este sistema comparado con el que usted vive todos los dÃas en el hospital Marañon de Madrid?
-Es diferente. Nosotros hemos pasado por esta etapa hace más de 20 años cuando se hizo la Ley General de Sanidad en la que se establecieron grandes principios sociales, económicos y polÃticos del ciudadano. Todo se orientó hacia eso, de tal forma que después de mucho tiempo, hemos conseguido un sistema social sanitario que protege a todos los ciudadanos de un forma igualitaria, de accesibilidad y de calidad. Este es uno de los grandes logros sociales y polÃticos que ha tenido el paÃs.
-¿La ley garantiza un porcentaje del presupuesto para la salud pública?
-Asà es. El presupuesto que mejor conozco es el de la comunidad de Madrid donde trabajo, que destina algo más de 6.000 millones de euros al año. Esto supone que la ConserjerÃa de Salud, tal como ustedes tiene un SecretarÃa, suma junto a los fondos destinados a ayuda social más del 50 por ciento del total del presupuesto. Esto también ocurre en el Estado central (Nación) que tiene una orientación a la protección social y sanitaria. Y esto no es privativo de los gobiernos socialistas, que si bien lo implementaron, fue seguido luego por el Partido Popular, que lo conservó y en algunas áreas, lo mejoró.
-Su especialidad es la quimioterapia intraperitoneal y la radioterapia intraoperatoria que lo han llevado a atender a Fidel Castro.
-Bueno, en verdad ninguna de estas dos técnicas tiene que ver con mi relación con Fidel Castro, porque ninguno de los dos programas eran aplicables a sus padecimientos. Entiendo además que hoy en Argentina hay alguno de los dos programas aunque no están lo suficientemente desarrollados. Ahora bien, el tratamiento del cáncer tiene tres lados como un triángulo, tres formas de abordaje: Una es la cirugÃa, que es el pilar fundamental, el otro es la radioterapia en varias formas, y otra es la quimioterapia, en diversas formas. La cirugÃa sigue siendo un factor fundamental, tanto en los programas de radioterapia intraoperatoria como de quimioterapia intraoperatoria. La diferencia es la aplicabilidad de las dos: La radioterapia intraoperatoria es una forma de aplicación con campo quirúrgico expuesto, y esto tiene ventajas sobre la radioterapia tradicional que es la que se utiliza de manera rutinaria. Allà los generadores de la radioterapia desde la bomba de cobalto ya desterrada, hoy cambiada por los aceleradores de electrones que producen energÃa fotónica que tiene capacidad de matar las células tumorales. Es asà el principio en el que se basa. En la radioterapia externa se tiene que atravesar tejidos sanos para llegar al tumor y por lo tanto tiene toxicidad en el resto de los tejidos. Pero la radioterapia intraoperatoria la aplicamos en una zona en la que queremos aplicarla apartando los tejidos que queremos proteger y en la zona o inmediaciones donde estaba el tumor. Entonces la llamamos radioterapia de alta calidad, porque tenemos precisión submilimétrica, sin dañar tejidos vecinos. Además, emitimos dosis de radiaciones de dos minutos equivalente casi a la dosis total que un paciente recibe en treinta dias de la radioterapia tradicional. Asà los efectos colaterales son mÃnimos o nulos y hay que aclarar que no abrimos al paciente para darle radioterapia sino que aprovechamos la cirugÃa para aplicarla, por lo tanto no se hace un cirugÃa obligada para tratarlo con esta técnica. Lo que conseguimos es que el tumor no vuelva a crecer en el lugar porque esterilizamos los residuos celulares que no vemos y prolongamos la vida. Asà tenemos menor residiva del tumor y mayor supervivencia del paciente. En Madrid que tiene una vasta experiencia, se ha celebrado en el mes de junio el Congreso Mundial de Radioterapia intraoperatoria. Allà tuvimos oportunidad de compartir la experiencia con centros norteamericanos, europeos y japoneses. Toda la información camina por el mismo sitio: mejorÃa total.
El doctor José Luis GarcÃa Sabrido, amplÃa las explicaciones médicas y señala que la otra técnica es la quimioterapia intraperitoneal, aplicable en casos de cáncer muy avanzados cuando el paciente tiene múltiples tumores. "Esto recibe el nombre de carcinomatosis abdominal. Esta situación se considera una condición terminal: Cuando el cirujano abrÃa el abdomen y se encontraba con este cuadro se lo calificaba como terminal. Es decir se consideraba que el paciente no tenÃa ninguna opción de vida. Pero desde mediados de los años noventa ha habido un cambio de paradigma, y sabemos que aún después de una cirugÃa donde se quita todo el tumor visible y todo el peritoneo que es la membrana que tapiza todo el abdomen y las vÃsceras todavÃa pueden quedar residuos celulares. Allà no se puede aplicar radioterapia porque no hay zonas puntuales, sino cuatro metros cuadrados de superficie, que es lo que mide toda la superficie peritoneal de una persona grande. Entonces lo sometemos a un baño de quimioterapia durante la operación haciendo una circulación extracorpórea con una bomba igual que la que usan los cirujanos cardÃacos, y la tratamos con drogas dirigidas a cada tipo de tumor: para cáncer de colon, para cáncer gástrico, sarcoma, y la hacemos recircular a temperatrua de 42 grados porque sabemos que la célula tumoral es muy sensible a la hipertermia. Una vez hecho este procedimiento cerramos al paciente, que ha recibido una dosis menos tóxica de quimioterapia sistémica, porque el resto del cuerpo absorve muy poco estas drogas . Hasta hace unos años a pacientes como estos que tenÃan una multiplicidad de tumores abdominales se los abordaba primero con quimioterapia sistémica, y después con esta otra terapia. Pero nos dimos cuenta que a mayor masa tumoral el resultado es prácticamente inocuo. Es decir cuanto menos tumor hay , la quimioterapia funciona mejor. Asi antes tenÃamos supervivencia en el cáncer de colon, 6 a 8 meses, hoy con esta nueva terapia podemos tener supervivencia de hasta cinco años, con pacientes libres de enfermedad en el 35 por ciento de los casos. En cáncer de apéndice estamos en una supervivencia del 90 por ciento a los diez años".
-¿Este tipo de terapias se practican en la salud pública española?
-Absolutamente, por ejemplo en Madrid este tipo de operaciones las practicamos sólo en el hospital Gregorio Marañon. En España hay seis centros de este tipo, pero el de más experiencia es el nuestro.
-En su paÃs hay, al igual que en la Argentina ¿una fuerte presencia del sector privado en la salud?
-El sector público está creciendo y lo hace en razán del Producto Bruto Interno del paÃs. Sin embargo en España el sector público es universal, y atiende a todos. Pero cuando los ciudadanos tienen la posibilidad de mejorar su economÃa, también refuerzan su atención con el sistema privado. La presencia del sector privado en toda la actividad sanitaria es entre el 10 y el 12 por ciento. Y si bien la medicina pública es potente, este reaseguro de una parte privada se justifica porque el sector público tiene demoras en la atención. Los pacientes con padecimientos comunes, tardamos por ley no más de cuatro semanas en operarlos. Esto es casos de hernia común inguinal o piedras en vesÃcula. Por eso la medicina privada da una disponibilidad hotelera distinta, con habitaciones individuales o enfermeras más solÃcitas, y la posibilidad de operarse en cuatro o cinco dÃas por padecimientos comunes. Por eso el que puede refuerza su atención con el privado.
-Su especialidad lo ha llevado a Cuba, cuéntenos de ese viaje.
-En realidad comencé a viajar a Cuba hace más de diez años, y me ligó el conocimiento de actividades académicas y formativas que tuve con cirujanos cubanos, porque ellos tienen muy buenos planes de cirugÃa oncológica y trasplantes de órganos. Muchos de ellos se formaron en España. Mi visita a Cuba tuvo que ver con motivos de amistad y de proclividad polÃtica, porque fue amigo de Antonio Gades. Esto me llevó a una amistad de la familia Castro, entre otros. Por lo tanto mis viajes a Cuba son reiterados, por ejemplo en diciembre vuelvo a un Congreso de CirugÃa.
-¿Cómo fue su trato con Fidel Castro?
-Lo conocà hace unos años, pero en el año 2006 lo traté como médico. ConocÃa a médicos que lo habÃan tratado, y era bastante normal que participase de un momento de complejidad de su tratamiento, y este ha sido el momento de más intensa relación con el ex presidente Castro. Pero ahora no necesita más de eso, está con cuidados básicos, como un paciente de su edad que tuvo complicaciones. En verdad su equipo de médicos, no tiene mucho que hacer ahora. Sólo cuidados básicos.
-Usted ha mantenido en reserva la enfermedad de Castro, por el secreto médico. Pero cuéntenos, ¿cuál de sus disciplinas o especialidades, le ha sido útil a Fidel?
-Bueno, él fue operado de un padecimiento quirúrgico y abdominal, por lo tanto esa era un área de mi conocimiento muy activa y desarrollada. Fue muy fácil colaborar con los cirujanos cubanos porque con muchos de ellos habÃamos trabajado juntos. Por lo tanto tenÃamos la fluidez de la misma lengua médica y la misma lengua fÃsica. ConocÃan bien nuestro procedimiento, y fue muy fácil.
-¿Qué es un divertÃculo?
-Es una formación que ocurre en cualquier parte del tracto digestivo, con más frecuencia en el colon. Es como un globo que se forma y es un proceso degenerativo. Se calcula que para cualquier ciudadano de más de 40 años tener divertÃculo es común en el 20 o 30 por ciento de los casos. Cuando se llega a los 70 años más de la mitad lo tiene. La mayorÃa son asintomáticos, y no provocan nada pero otros se infectan, se complican, se perforan, sangran, se transforman en peritonitis.
-¿En qué puede degenerar? ¿Un divertÃculo se puede convertir en un tumor maligno?
-No, un divertÃculo es una benigna que no se asocia al cáncer, tal como se pueden asociar otras enfermedades como la enfermedad inflamatoria intestinal, o la colitis ulcerosa, son benignas pero pueden derivar en cáncer. Sin embargo la presencia de divertÃculos no implica en absoluto un proceso de cáncer.
-¿Algo parecido a este tema pudo haber tenido Fidel Castro?
-Bueno ha sido publicado que ha tenido un proceso intestinal agudo que naturalmente a su edad pueden ser un divertÃculo o una obstrucción intestinal.
-Los servicios de inteligencia norteamericanos hablaron de cáncer, una enfermedad que se asocia a la terminación de la vida. ¿Cuál es su lectura sobre la instalación mediática de esa versión?
-El ex presidente estaba muy enfermo y habÃa una labor interesada para que la enfermedad fuera terminal, no solo por la gravedad del padecimiento sino porque una cosa es una apendicitis aguda perforada con peritonitis a los veinte años y otra cosas a los 90 años cuando la posibilidad de morir es de entre 30 y 40 por ciento. Es decir el mismo padecimiento en distinto momento de la vida. El caso que Castro tenga 80 años, significaba que una ventana de oportunidad para medios polÃticos e intentar acotar esto era muy grave y que no habÃa salida. Asà se alimentaban todos los procesos que habÃa alrededor. Creo que no estuvo basado en mala información ni en buena información. Directamente no habÃa información.
-En ese proceso ¿cuál fue la llave que usted alcanzó para poder mejorar a Castro?
-Realmente todo el mérito es de los médicos y cirujanos cubanos, alguno de los cuales ayudé a formar. Mi labor fue intentar colaborar con ellos lo mejor posible en el mejor tratamiento posible, y eso se hizo muy bien.
-¿Su relación directa es con Raúl Castro?
-Con todos, porque conozco a los hijos de ambos, y visitan algunos Madrid con alguna asiduidad, hay nietos que están estudiando en Barcelona y Madrid. Conozco a los hijos de Raúl, a su nietos y sobrinos, es una gran familia.
-¿Cuándo fue la última vez que lo vio a Fidel?
-Hace tiempo, pero Fidel no necesita de ningún cuidado especial. De hecho hace una vida normal. ImagÃnese que para hablar cuatro horas con un dirigente, y escribir un libro como la Paz en Colombia, o las Reflexiones del Comandante que hace cada dos o tres semanas, tiene que estar bien.
-¿Cómo lo vio la última vez?
-Integro, con un gran sentido del humor y una gran capacidad de trabajo. Pero obvio Castro tiene 82 años, y le pueden ocurrir más cosas que cuando tenÃa 20. Todos los que apuesten a que las cosas van a ir mal, van a acertar. Esto es una ruleta rusa.
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