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Domingo, 20 de septiembre de 2009
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"Mujeres tras las rejas", el programa de las internas por la 91.3 Radio Aire Libre.

Mensajes que vienen desde adentro

No es un espacio más. Para quienes viven lo que estas mujeres tienen en el común de sus días, el compromiso de sostener un programa desde hace un año tiene un significado especial. Muchas son jóvenes y tienen fuertes condenas por distintos hechos.

Por Alicia Simeoni
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Mariela, Lucía, Flavia, Silvia y Maribel, las hacedoras de "Mujeres tras las rejas".

"Si no estuviéramos presas nunca hubiésemos tenido la oportunidad de hacer un programa de radio". La afirmación pertenece a una de las internas del Instituto de Recuperación de Mujeres, la Unidad Nº 5 de Rosario, el penal ubicado en ingeniero Thedy al 200. Mujeres jóvenes, casi todas fueron madres niñas, con largas condenas que indican su brutal grado de exposición y conflicto con la ley desde que fueron muy pero muy jóvenes. Desde hace un año atrás hacen un programa que transmiten en vivo desde su lugar de detención, "Mujeres tras las rejas", en consonancia con el nombre de la ong. que preside la psicopedagoga social Graciela Rojas y que trabaja en distintos proyectos que tienen que ver con la situación de las mujeres privadas de libertad.

El envío va los jueves de 17 a 18, por la 91.3 Radio Aire Libre, un espacio que integra el Centro de Educación, Comunicación y Biblioteca Popular (Cecop) ubicado en calle Virasoro 5606, en el barrio Urquiza de Rosario.

Mariela, Lucía, Flavia, Silvia y Maribel, a quienes todos llaman Pato, llegaron al estudio de Aire Libre alrededor de las cinco menos 20, más tarde que el jueves de la semana anterior, cuando también hicieron el programa desde la sede de la emisora comunitaria. Una combi del Servicio Penitenciario las trasladó hasta Virasoro 5606 donde desde un rato antes estaba Ezequiel, un integrante de la banda local Sikarios invitado especialmente al programa. El se prepara para saludarlas, mientras se bajan del transporte y son acompañadas hasta el primer piso y la puerta de entrada del estudio de la radio. Allí se abrazan con Graciela Rojas, la presidenta de la ong. 'Mujeres tras las rejas' y con Soledad Pedrana, la psicóloga que desde Salud Mental trabaja con ellas desde años atrás. Están arregladas y maquilladas. Sin duda se prepararon especialmente y tienen buen ánimo.

Antes de empezar con el programa desde el estudio de la radio de barrio Urquiza, las 5 mujeres conversaron unos minutos con Rosario/12 "Este es un espacio de libertad para poder hablar, comunicarnos, ser escuchadas...", dicen casi con las mismas palabras hasta que a Mariela se le ocurre la que es, tal vez, una de las expresiones más fuertes de ese tiempo en la emisora: "Si no estuviéramos presas nunca hubiésemos tenido la oportunidad de estar aquí, haciendo un programa". Y es que las historias particulares forman parte de las de aquéllos a quienes les ha faltado todo y en ese todo se incluye la construcción de recursos simbólicos para pedir ayuda, para cuidarse y protegerse, también para no boicotearse cuando tienen una posibilidad de amortiguar el encierro de manera creativa.

-¿Cómo se prepara el programa, siempre tienen ganas de hacerlo?.

-Andrés Nuñes que es nuestro operador va los martes a la Unidad 5 y charlamos algo, pero no siempre las ganas son las mismas, a veces alguna de nosotras siente que no tiene deseos de nada- dicen.

En los últimas días dos fuertes problemas familiares impactaron en ellas y las hicieron tambalear. El día anterior algunas ni querían pensar en el programa, sin embargo al otro día estuvieron listas.

A las 5 en punto ya se escucha el nombre el nombre que identifica el programa "Mujeres tras las rejas" y seguido la voz en off que asegura..."Los sonidos nunca se encerrarán". Tal vez para ellas esta sea la verdad de mayor peso, a pesar del encierro pueden recuperar el valor de la palabra, del diálogo, del escuchar al otro y ser escuchado.

Mariela es quien comienza: "Buenas tardes, aquí estamos otra vez, hoy somos un grupo de mujeres de la planta alta y le voy a pedir a mis compañeras que se presenten... 'Lucía, Flavia, Silvia, Pato agradecemos esta posibilidad de comunicación y esperamos que nos llamen o nos manden mensajes de texto". Tienen muchos agradecimientos, dan la identificación de la radio y Mariela, que sin ninguna convención anterior oficia de conductora, anuncia el ritmo de cumbia con un tema del Grupo Cali 'Ella se olvidó de mí'. La luz roja del estudio se apaga y en ese pequeño tiempo se reponen de tantos nervios, se dan la mano entre ellas y planean algo para el próximo bloque, piden agua y alguien también hace circular el mate.

El de "Mujeres tras las rejas" no es un espacio más. Para quienes viven lo que estas mujeres tienen en el común de sus días, el compromiso de sostenerlo desde hace un año atrás tiene un significado especial, como después lo explicará la pedagoga social Graciela Rojas. "Hay muchas cosas que las afectan, el encierro, la lejanía con sus hijos y otros familiares. A veces decaen y es como que dejaran de interesarse, después algunas retoman".

Hay algo común entre ellas, son todas jóvenes y también tienen largas condenas. Mariela tiene 27 años, lleva 8 de detención y tiene un hijo de 10 años. Todavía le quedan 4 años para recuperar su libertad. En el caso de Lucía, una chica de 25 años, hace 3 años y medio que está presa y tiene un hijo de 7 años; Flavia de 24, lleva 6 años de encierro, Silvia de 23 tiene 3 años tras las rejas y una hija de 5 años y Maribel, con 27 años, estuvo 7 años detenida, luego salió y ahora hace 4 meses que está otra vez detenida. En esta última etapa y hace 1 mes nació su hija.

Seguramente por tantas historias sórdidas que hacen que hoy estén en situación de encierro una de las palabras que más se escuchan durante el programa es el 'gracias, por hacernos el aguante'.

En el segundo bloque empiezan los llamados y los mensajes de texto: todos son de aprobación por lo que hacen, por tratar de ganar un espacio de comunicación, de expresión que les haga respirar una libertad interna aunque vuelvan al penal. El espacio "Mujeres tras las rejas", por la 91.3, Aire Libre, "tiene onda", dice una de las chicas y trata de dar la voz a quienes nunca la tuvieron, a quienes fueron invisibles para la sociedad antes del encierro, como parte de los millones de excluidos del sistema económico y social y también de los medios de comunicación.

Todas repiten el rito de mandar besos y saludos hacia sus novios, parejas, maridos. Un dato del orden de lo real y fuertemente emparentado con la formación cultural y que se repite en otros penales. Muchas de las mujeres detenidas se han hecho cargo, han sido atrapadas en algún hecho cometido con sus parejas. La mujer queda adentro y a menudo, los hombres afuera, siguen el circuito 'productivo'.

De pronto suena una voz muy dulce que pregunta por qué no la llevaron a la radio. Es Kimei, una niña que vive en cautiverio, como otros chicos, cuando son penalizadas las madres y por consiguiente los niños pequeños que después de un tiempo son llevados fuera del penal. De allí que tiempo atrás, la fiscal federal Matilde Bruera explicaba la búsqueda de alternativas para que las madres cumplieran las condenas en sus casas y no existiera un daño mayor para los hijos, que habitualmente se quedan solos, desprotegidos y se multiplican los problemas de conducta basados en las carencias afectivas.

El momento más duro es cuando finaliza el programa. Ellas se despiden y algunas explotan, emocionadas: "Es que salió todo muy bien, todo muy lindo", lagrimea Mariela. A las 6 de la tarde en punto, los hombres y mujeres del Servicio Penitenciario están listos para volver a la trafic. No todo termina allí, el jueves próximo otra vez tendrán la palabra.

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