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Domingo, 26 de marzo de 2006
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Los enfermos de sida llevaron a la Nación su reclamo por medicamentos

Los cambios en los tratamientos -deben tomar ocho pastillas en vez
de dos- y la ausencia de estudios sobre cargas viarles y test de resistencia fueron planteados en la Defensoría del Pueblo nacional.

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Tomar las drogas TC y AZT por separado ahora implica ingerir ocho pastillas. Desde la Nación prometieron retomar el sistema de dos pastillas a partir del 15 de abril.

Los infectados con VIH y/o enfermos de sida siguen sufriendo más allá de su padecimiento, por cuestiones que no están en sus manos resolver. Ni la provincia de Santa Fe ni la ciudad de Rosario están fuera de ese cuadro. Mientras, algunos intentan modificar la situación. El concejal Carlos Comi (ARI), integrantes de la Red de Personas Viviendo con VIH/Sida y un médico del Hospital Alberdi se entrevistaron con autoridades de Defensoría del Pueblo de la Nación y legisladores nacionales para tratar los problemas que padecen los ciudadanos que viven con VIH/sida debido a los cambios en sus tratamientos y reclamaron que se realicen los estudios de cargas virales y los test de resistencia. Por otro lado, la diputada Aurora Baudín solicitó al Ejecutivo Provincial que agilice los trámites para reglamentar la legislación tendiente a evitar la transmisión del VIH y a asistir integralmente a las personas que viven con sida en las unidades de detención y comisarías provinciales (ver aparte).

A partir de una problemática nacional, desde Rosario se decidió reclamar por el cambio de medicación para los pacientes que se produjo desde noviembre pasado: de tomar el TC complex (dos pastillas) pasaron a tomar el TC y AZT por separado (8 pastillas), lo que hace más engorroso el tratamiento y puede provocar anemia.

Ante la solicitud del concejal Comi, desde la Defensoría del Pueblo de la Nación pedirán un informe de la situación al Ejecutivo nacional y el médico asesor del Programa Nacional de Sida, Carlos Falistocco, se comprometió a reponer el TC complex desde el 15 de abril por cuatro meses. Luego, se verá con qué tratamiento continuar.

El aumento del número de pastillas lleva a que muchos pacientes dejen el tratamiento "porque hay mucha gente que lo tiene que seguir en su trabajo y no quieren llevarlas, por temor a que los vean tomarlas. Les pueden preguntar porqué están tomando pastillas y los pueden echar", explicó Rosa, miembro de la Red de Personas Viviendo con VIH/Sida, con un claro ejemplo de discriminación. También argumentó que la toma de tantas pastillas diarias -incluso hay casos en los que se suma la toma de antirretrovirales- trae consecuencias gástricas severas.

Otro de los reclamos que aparecieron en la reunión fue que no se realizan cargas virales "un estudio que mide la cantidad de virus que hay en la sangre, necesario para realizar un tratamiento y para el control", describió Rosa y detalló: "Hay personas que las pierden porque no las autorizan, llaman adónde tendrían que estar autorizadas y no saben, se perdieron. Entonces preguntamos qué puede pasar, y dijeron que debe haber mala comunicación entre los programas (municipal, provincial y nacional) porque es todo burocracia".

Los trámites llegan a tener un derrotero abrumador, según relata Rosa: "El médico pide la carga viral, el paciente firma para que lo pidan, ese papel va a Trabajo Social adonde hacen un estudio socioeconómico, de ahí lo mandan al Programa Municipal de Sida, de ahí al programa provincial, y de ahí al nacional. Ahí autorizan, y vuelve al programa provincial, de vuelta al municipal y al CTS (Centro de Tecnología de Salud Pública). Entre todo ese tiempo se perdieron casi tres meses, por lo menos, que es mucho tiempo porque si a una persona le dan una carga viral ahora para iniciar un tratamiento, durante todo ese tiempo tiene las defensas bajas y puede contraer una enfermedad oportunista o llegar a no poder tomar la medicación porque riesgo de muerte, según el estado inmunológico en que se encuentre. Hay situaciones en que el paciente está esperando todo esto y por ahí se muere en el camino".

Otro reclamó pasí por el "test de resistencia", que se hace para ver qué medicación tendría que tomar cada paciente, evitándose pruebas innecesarias. "Si la medicación te hace mal, en el organismo te daña distintos órganos, y después te van dando otras cosas. En cambio, con el test de resistencia, ya se sabe a qué medicación hace resistencia tu organismo, y se receta una específica. Entonces se evitaría también la compra de esa medicación".

En relación a estos estudios, Rosa explicó que "hay pedidos especiales, ya cuando la medicación hace resistencia al organismo de esa persona: falló esto, falló lo otro, bueno, vamos a hacerte un test", parafrasea. De Buenos Aires se trajeron la promesa de realizar el "test de resistencia", aunque sin fecha cierta.

Informe: Paula Kearney

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