Graciela Borda Osella empezó a sacar fotos del "aguante" de los juicios por delitos de lesa humanidad casi por casualidad: un dÃa del año 2009 pasó con su cámara digital por la puerta de los Tribunales de bulevar Oroño al 900. Se realizaba el primero de los juicios en Rosario, el de la causa Guerrieri, y Graciela sabÃa de qué se trataba: estuvo secuestrada por unos dÃas en el Servicio de Informaciones, donde el que mandaba era su tÃo, AgustÃn Feced, interventor de la policÃa rosarina durante la dictadura militar. AllÃ, en ese centro clandestino de detención, Graciela perdió un embarazo. Al salir, se acercó a la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, y a principios de los 80 participó de las primeras marchas por los desaparecidos.
Graciela tiene 66 años, es jubilada municipal y es infaltable en las jornadas de los juicios orales y públicos por causas de derechos humanos en Rosario. También fue testigo en la causa DÃaz Bessone, conocida como la megacausa Feced. En 1977, luego de su detención, por orden del mismÃsimo Feced la echaron por "actividades subversivas" de la Municipalidad pero su obstinación la llevó, apenas volvió la democracia, a obtener su reincorporación junto a otros municipales que se encontraban en una situación similar, mediante una huelga de hambre contra las trabas que ponÃa el intendente Usandizaga. Debido a las secuelas psicológicas de esa época trágica se jubiló por invalidez en 1996, como programadora senior.
Al principio, sus fotos provocaban reticencia. TodavÃa los retratados no sabÃan cuánto podrÃan reflejarse en esos abrazos, en los ojos húmedos, en la emoción que ella lograba arrancar con su cámarita. Ahora, si hay reticencia es solamente de alguna retratada, para que elimine de la red social Facebook alguna foto desfavorecedora, algo a lo que nunca se niega. Ella se define como fotógrafa aficionada.
Las gratificaciones vendrÃan después. "Saqué el dÃa de la sentencia de la causa Guerrieri y comencé a recibir mensajes agradeciéndome, hasta de gente de otros paÃses, me decÃan que habÃan visto en mis fotos amigos que pensaban que ya no estaban o que hacÃa mucho que no veÃan. Entonces, entendà que documentar era importante y continué haciéndolo. Sin querer, se hizo una bola terrible, ya debe haber casi 50.000 fotos de juicios y otros actos en mi facebook", continuó su relato.
Como fotógrafa, Graciela sabe lo que hace: "Saco reencuentros, mates, risas, las tortas de Margarita Furno, besos y abrazos, todo lo cotidiano del aguante, y solamente el aguante, nunca dentro de la sala, porque es el ahora, el milagro, que no nos pudieron vencer, que la vida sigue, estamos vivos y nos reencontramos, el saber que estamos condenándolos, que somos muchos más que antes porque hay una juventud maravillosa que nos comprende y apoya. Es saber que nos mantenemos unidos y que no pudieron conseguir que olvidemos o que tengamos miedo".
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