El juez de Instrucción de Melincué, Leandro MartÃn, procesó y detuvo a seis policÃas de Firmat (el comisario Edgardo Raúl Ale y los policÃas José Alberto Sotelo, Walter Gabriel Aguiar, Juan José Zanel, MatÃas DarÃo Bustos y Alejandro DarÃo Copetti), quienes el pasado 29 de junio detuvieron y torturaron a un joven para tratar de sacarle información sobre un delito menor que se estaba cometiendo en el pueblo. Rosario/12 accedió al fallo del magistrado, quien no dudó en calificar de "torturas" a la brutal vejación a la que fue sometido Alexis Meyer. Primero lo desnudaron, luego lo mojaron con una manguera y finalmente fue picaneado con un cable y un palo. "Allà donde el acto atentatorio contra la dignidad haya pasado cierto umbral de intensidad o ensañamiento que lo torna manifiestamente grave, insoportable a los ojos de la comunidad y a los principios constitucionales que la representan, hay tortura", dice contundente la resolución.
El sábado 29 de junio, por la tarde, Aguiar y Bustos abordaron
a Alexis Meyer en plena calle, quien conducÃa su bicicleta, y lo subieron a un móvil policial, y de allÃ, llevado, oculto, hasta la comisarÃa 13ª. Allà esperaban Copetti y Zanel. Con la participación del comisario Ale, a cargo de la seccional, llevaron al joven al patio de la repartición y le infligieron intencionalmente dolores y sufrimientos corporales y psÃquicos de magnitud.
El fallo señala que fue golpeando, obligado a desnudarse y a pararse arriba de una rejilla, para mojarlo con una manguera, "la que le introdujeron en su boca ahogándolo y finalmente con un palo de escoba, al que le ataron un cable pelado, fue utilizado a modo de picana, le pasaron corriente desde los pies, sacándole fotos en todo momento y amenazándolo con meterle ese mismo palo en el ano, y también diciéndole que iba a aparecer muerto en un descampado, con un tiro en la cabeza y con un arma en la mano simulando un suicidio". El juez entendió que todo esto fue a los efectos de hacerle decir los nombres de las personas que estaban robando las placas del cementerio de la ciudad.
En su testimonio, Alexis dijo: "Apareció el comisario 'Turco' Ale, y les dijo a los policÃas, '¿y, no habla?' a lo que estos dijeron 'no quiere hablar', señalando que le preguntaban quién fundÃa las placas del cementerio y quién las compraba. Que el 'Turco' dijo, 'bueno yo lo voy a hacer hablar', agarró un escobillón, le sacó la parte de donde se barre, el escobillón tenÃa palo de madera. Dice que traen un cable blanco, de unos 6 metros de largo. Mientras esto ocurrÃa, uno de sus agresores, le iba sacando fotos con el celular tipo táctil, lo hacÃa dar vuelta y le decÃa que le muestre 'el culo'. Cuenta que Ale ató el cable al palo con el cordón de sus zapatillas y le dijo que 'le iban a romper el culo con el palo'. Ahà lo comienzan a picanear y él estaba completamente mojado, desnudo, parado en la rejilla; el cable lo enchufan adentro de la comisarÃa, abren una puerta de aluminio con vidrio, lo enchufan a unos cuatro metros y le dan corriente en los pies. Luego suelta Ale el palo y lo agarra otro. Dice que lo picaneaban en los pies, en los tobillos, en el empeine y las canillas. Dice que producto de esta actividad fue lesionado, que le quemaba y sentÃa que se le aceleraba el corazón, que el gritaba como un loco, que en todo momento lo golpearon y le decÃan 'caco hablá', que lloraba y no podÃa ni hablar. Que sentÃa que lo quemaban, como que le quemaban las venas y le repercutÃa en el pecho".
Al quedarse Meyer posteriormente con uno solo de sus atacantes, lo empujó y se dio a la fuga, desnudo, saltando el tapial. Con posterioridad, el policÃa Sotelo, en el libro de guardia, incluyó constancias falsas sobre los hechos.
De acuerdo al expediente -de más de cincuenta páginas- el juez MartÃn remarca una serie de acciones efectuadas por los seis policÃas procesados que van desde la inconducta al proceder de una banda de delincuentes "apoderados de una función del estado". Asà lo expresa: "Debe considerarse la existencia acreditada de Ferreyra (una de las personas que estaban detenidas a la misma hora de ocurridos los sucesos en torno a Meyer) en la comisarÃa con la cabeza sangrante. Tengo en cuenta esto también, porque, en una tarde, en la comisarÃa 13ª, se encuentra ingresando una persona que va a ser sometida a tormentos, una que sale del patio que ya ha sido golpeada y dos madres que claman por sus hijos desde la puerta de la comisarÃa. Si a esto le sumamos los dichos de Meyer en relación a que Ale dio la orden de 'parar para no pasarse porque ya la otra vez se habÃan pasado con otro pibe', no puede menos que pensarse en una mecánica y sistemática golpiza y tormentos a los detenidos, que es también indicativo de la verosimilitud de los dichos de Meyer".
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