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Según un relevamiento de la Secretaria de Salud de la Municipalidad de Rosario, realizado el año pasado entre 800 alumnos de la EGB y polimodal, el 90 por ciento compra la merienda en el kiosco o cantina escolar. En su inmensa mayoría se trata de comida chatarra, es decir hamburguesas, chizitos, papas fritas, conitos, tortas fritas, pastelitos, pirulines, caramelos, alfajores, jugos azucarados y bebidas colas. Ante esto, la diputada provincial Mónica Tomei (UCR) presentó un proyecto por el cual los establecimientos educativos de Santa Fe deberán controlar la venta de los alimentos hipercalóricos para disminuir la incidencia de la obesidad infantil.
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