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Jueves, 3 de febrero de 2011
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"Violar la fe es 10.000 veces peor que violar a una hija"

Lo más oscuro de la Iglesia

Por Laura Capella *

En 2009 nos conmovimos al saber que en Austria un hombre había tenido secuestrada a su hija y de cuyo sometimiento nacieron siete niños, de los cuales uno había muerto. El llamado "monstruo de Amstetten" fue acusado y condenado por secuestro, incesto, violación y asesinato. Esto es más frecuente de lo que se cree y ocurre mucho más cerca. Podríamos, parafraseando a Tejada Gómez, decir: a esta hora exactamente está siendo violado/a un/a niño/a por su padre, o su tío, o su hermano, o su abuelo, o por el cura del Hogar donde está internado/a. Son hechos enloquecedores y siempre cuentan con la complicidad de otros. Pues bien, un sacerdote de Mendoza (Jorge Gómez, Parroquia Nuestra Señora del Rosario, Malargüe), ofendido en su castidad (sic) por un espectáculo (enero de 2011), donde se satirizaba la educación sexual que imparte la iglesia católica, irrumpió para detenerlo y luego declaró que "violar la fe es 10.000 veces peor que violar a una hija".

Expresa una verdad de todo ejercicio de poder: que la violación es un modo de dominio. Y que, cuando ha tenido la función de la tortura o del sometimiento al vencido, ha sido justificada y hasta bendecida por la Iglesia. Basta repasar declaraciones de víctimas de la última dictadura militar en la Argentina acerca del papel de muchos de los sacerdotes argentinos durante la misma, algunos ya condenados.

Al señor cura le bastaba con retirarse del espectáculo. Pero sabemos del goce del represor y que el sentido del humor no es un privilegio de mentes obtusas.

¿No imagina el sacerdote qué pudo haber sentido cualquier mujer que ha sido o está siendo violada por su padre, al escuchar sus declaraciones? El minimizó diez mil veces la violación y el incesto y las víctimas tal vez se han sentido diez mil veces nuevamente violadas, reviviendo lo que Fernando Ulloa llamó "encerrona trágica", quedar a merced de alguien, sin ley, sin tercero de apelación. Este señor expresa lo más oscuro de la Iglesia, que ha bendecido toda clase de armas dedicadas al saqueo de continentes enteros, con la concomitante violación de sus legítimos habitantes, imponiéndoles junto con las armas y la cruz, una lengua; despojando sus cuerpos y su cultura.

Como efecto de esa oscuridad podemos nombrar a Galileo quien juzgado en 1615 y 1633 y obligado a abjurar de sus descubrimientos, pasó sus últimos años con arresto domiciliario. En 1992 el Papa Juan Pablo II reconoce públicamente el error cometido por el tribunal eclesiástico. Pero nada ha dicho aún la Iglesia de la condena a Giordano Bruno en 1600, por el Santo Oficio, por decir que el Sol era una estrella y que las estrellas eran soles, cosa que hoy puede afirmar cualquier escolar.

En relación a la educación, recordemos la condena al profesor John Scopes (1925 en el Estado de Tennessee, EEUU), por enseñar la teoría de Darwin en una escuela secundaria, en contra de una ley de ese estado. Caso inmortalizado por la película Heredarás el viento.

¿Cómo, si no violando la fe, se puede avanzar en los desarrollos científicos? No sólo la fe de la Iglesia, sino la fe en cualquier autoridad. ¿No es eso la manera de ir más allá del padre, ése mandamiento ético que nos posibilita constituirnos como sujetos, haciéndonos pares con el padre?

Roberto Castillo, nacido en 1977, con su padre ya desaparecido, dice en una carta al Cardenal Bergoglio que por ser séptimo hijo varón su madre solicitó, de acuerdo a la ley que fuera su padrino de bautismo, el presidente de la Nación, Videla, con la cándida idea de que eso facilitaría recuperar al padre con vida, cosa que nunca sucedió. Escribe Castillo: "Así las cosas, deviene una trágica paradoja, en la cual resulta que mi padrino de bautismo es el asesino de mi padre".

El joven solicitó a la Iglesia, ser liberado de ése padrino, y se le respondió que era imposible, proponiéndole, bizarramente, que solicitara ser él expulsado de la religión católica. Castillo concluye, desde el derecho canónico, que la iglesia tomó a Videla como su cruzado, en conocimiento de su proyecto genocida.

Creo que es cierto lo que dice el antiguo testamento en sus Proverbios: El que turba su casa heredará el viento; y el necio será siervo del sabio de corazón." (Pr. 11 29), Este señor, el llamado Padre Pato, ha turbado nuestra casa y ha ofendido neciamente nuestro corazón. Tal vez no le quepa sino cosechar tempestades.

* Creadora y coordinadora del Ciclo "Del derecho y del revés" y miembro del Foro en Defensa de los DDHH del Colegio de Psicólogos de Santa Fe, 2ª Circunscripción.

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