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Me gustaría introducir este escrito con una pregunta: ¿Qué es el psicoanálisis? Considero que el psicoanálisis es un modo de concebir la subjetividad, una manera de pensarla y abordarla. El ámbito "Psi" es muy amplio, algunas corrientes ubican al sujeto como determinado por los fenómenos concientes, otras como efecto del comportamiento "conducta". El psicoanálisis sostiene que un sujeto es efecto del lenguaje, que la subjetividad se arma por el lenguaje, situación que nos diferencia del campo animal, y que en el lenguaje, en los significantes individuales se funda una singularidad. Es decir estos significantes son el armazón de la subjetividad, que dicha desde los criterios estructuralistas que nos aporta Jacques Lacan, puede organizarse al modo de la Neurosis, de la Psicosis o de la Perversión.
El psicoanálisis hoy tiene la misma esencia que en la época de Freud, es decir sostener que la subjetividad tiene una organización inconciente.
¿Cómo abordamos el inconciente? Freud nos ha enseñado la regla fundamental de la asociación libre, el paciente debe decir "lo que se le ocurra". Pero esto no siempre es posible, el paciente no siempre puede asociar, a veces está muy angustiado, otras no habla, otras está atravesando un momento crítico y está preso de una fuerte inhibición.
Como el psicoanálisis es un modo de pensar la subjetividad, el psicoanalista puede trabajar en cualquier situación en donde haya un sujeto, en cualquiera.
Por supuesto que cada situación requiere de herramientas distintas: no es lo mismo el consultorio con diván, que el de un hospital, o trabajar en una escuela, o con un paciente internado, distinto es también con un paciente afásico. Creo muy importante esta apreciación porque el analista que apuesta a ir más allá del consultorio, se encuentra con una gran gama de demandas, en lugares en donde la asociación libre está muy lejos de poder concretarse.
Lacan nos decía, que el analista debe ser fiel a su época, cada época pone en evidencia una modalidad particular de gozar, del modo en que lo hace cada uno en su singularidad. El psicoanálisis debe "agiornarse" a la época sin perder, por eso, la esencia del legado de Freud y Lacan.
¿Cómo se ayuda a un sujeto que sufre? El sufrimiento tiene coordenadas objetivas, todos podemos verlo muy claramente y sancionar que existen cosas terribles, pero frente a lo terrible hay un modo singular de responder y reaccionar. Sobre esto va a focalizarse el analista, interrogar qué hace un sujeto con lo que le tocó, con la mala suerte, la mala fortuna. Allí muchas veces descubrimos, con gran sorpresa, que lo desafortunado del azar se puede convertir en la chance para cambiar la vida. ¿Quién no ha dicho que una pérdida sirvió para entender muchas cosas, o para empezar un tiempo de importantes interrogantes? ¿Esto quiere decir que era entonces necesario que sucediera tal situación? De ninguna manera, pero sí se puede afirmar que gracias a ese acontecimiento, a partir de eso, las cosas se modificaron. Esos acontecimientos que irrumpen de manera inesperada y que obligan al sujeto a hacer algo, son en muchos casos los que inauguran un nuevo camino impensado hasta entonces.
Se requiere del tacto del analista, que como dice C. Rabant "cultive el azar" (1) para hacer fecunda la experiencia del análisis, en el sentido de alejarse lo más posible de lo estéril del sufrimiento sin sentido, y así hacer de la vida un digno vivir. Por eso creo que el psicoanálisis hoy es vigente.
(1) Claude Rabant, Inventar lo real, Nueva Visión, 1993.
* Psicoanalista. Docente Facultad de Psicología. [email protected]
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