Queremos tomar un aspecto que nos parece fundamental en la pol茅mica con ciertos defensores de un psicoan谩lisis a hist贸rico, al argumentar que tomar enfoques que consideren lo que se ha dado en llamar memoria social o colectiva tendr铆a que ver con la idea de la existencia de un inconsciente colectivo, lo cual ser铆a una falsedad desde el punto de vista psicoanal铆tico.
De ninguna manera consideramos que exista un inconsciente colectivo, sino que entendemos que la Memoria Colectiva, en el sentido en que Maurice Halbwachs (1950) la toma desde lo filos贸fico, bien podemos considerarla desde el concepto de discurso seg煤n la teor铆a lacaniana.
Para Halbwachs no hay dos memorias --la individual y la social - sino una sola y 茅sta resulta de una articulaci贸n social. Este autor sostiene que en cada sociedad la clase dominante genera una memoria colectiva que constituye el soporte de la memoria colectiva de toda la sociedad.
Considera tambi茅n que la memoria depende del lenguaje y esto implica la prueba de que se recuerda por medio de constructos sociales, pues el lenguaje no se puede concebir sino en el seno de una sociedad.
Por otro lado, esta concepci贸n de memoria podemos vincularla con el concepto marxista de que: "Las ideas dominantes en cualquier 茅poca no han sido nunca m谩s que las ideas de la clase dominante" (Marx Engels, 1848). A su vez esta concepci贸n de ideolog铆a, para el marxismo, podemos relacionarla con la del Discurso Amo, en tanto tambi茅n definici贸n del inconsciente y del sujeto. Es desde esta concepci贸n que consideramos se transmiten las tradiciones, los temores, los prejuicios, la idea de lo prohibido y permitido, los mandatos familiares y sociales, es desde esta concepci贸n que podemos decir que somos hablados.
Consideramos, entonces, la dimensi贸n socio hist贸rica en la constituci贸n subjetiva y en la producci贸n de subjetividad. En relaci贸n a esto 煤ltimo que lo vinculamos a la idea de una "cura a aportar, ya no a tal o cual, sino a la cultura y su malestar" (Lacan; 1960).
Las hist贸ricas luchas sociales han introducidos e intentan producir importantes cambios en la ley positiva, tales como la Ley de Expropiaci贸n, la Ley de Protecci贸n Integral de los Derechos de las Ni帽as, Ni帽os y Adolescentes --que modifica la anterior del patronato de la infancia -, la Ley de Protecci贸n contra la violencia familiar, la Ley de matrimonio igualitario, la ley de Salud Mental, entre otras.
Estos cambios, a su vez, promueven profundas, aunque lentas, transformaciones en las condiciones de subjetivaci贸n; por lo que la continuidad de las luchas sociales es indispensable, tanto para la apropiaci贸n de esos cambios por los mismos protagonistas, cuanto para la asunci贸n de 茅stos por la sociedad en su conjunto. Lo cual expresa la diferencia entre lo que se considera lo legal y lo leg铆timo. En ese sentido es que hablamos de horizontes de legitimaci贸n en tanto posibilidad y no como certeza.
El psicoan谩lisis piensa al colectivo social y al sujeto constituidos a partir de "una fractura incurable y sin soluci贸n" (cita de Jorge Alem谩n, 2009). Justamente, esa falta de plenitud lograda para el colectivo social lejos de ser considerada un d茅ficit es lo que permite pensar en una transformaci贸n imprevisible, siempre pendiente.
Por otra parte: "La dislocaci贸n entre lo real y la realidad puede dar lugar a un antagonismo, pero s贸lo si 茅ste se construye, si se inventa; nunca viene de manera inmanente, garantizado. Tampoco est谩 garantizado que ese antagonismo, en el caso de que emerja, tenga per se una orientaci贸n emancipatoria. Todo eso exige la presencia de lo que llamamos lo pol铆tico, la presencia de la construcci贸n pol铆tica" (tambi茅n tomado de Jorge Alem谩n; cita de 2011).
El discurso psicoanal铆tico, como reverso del discurso del amo, propone la producci贸n de un nuevo discurso amo, menos "tonto", que produzca menos sufrimiento. En palabras de Alem谩n: "La 煤nica manera que, pienso, puede advertirnos del contragolpe inevitable de la hostilidad de la ley que nosotros mismos hemos fundado es aceptar, tal y como Lacan propuso en su lectura de Ant铆gona de S贸focles, que una experiencia 茅tica requiere siempre, por lo menos en su matriz, responder a una instancia que nos demanda algo excesivo; algo que nos supera".
*Psic贸logas. Fragmento del trabajo "Procesos de subjetivaci贸n y horizontes de legitimidad", presentado en el III Congreso Argentino Latinoamericano de Derechos Humanos: "Repensar la Universidad en la diversidad latinoamericana", realizado en Rosario.
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