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Jueves, 4 de mayo de 2006
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Winnicott, ese que sostiene la paradoja del lugar del analista

Donald Winnicott, un psicoanalista tal vez inclasificable, es el eje del libro sobre psicoanálisis de niños que presentará este sábado en Rosario, la especialista Silvia Fendrik.

Por Rita Barraud *
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El sábado 6 de mayo a las 10, en el Ateneo de Estudios Psicoanalíticos dictará una conferencia la psicoanalista Silvia Fendrik y se realizará la presentación del libro "Psicoanalistas de niños, la verdadera historia. Volumen 2: Winnicott y la sociedad británica". Fendrik es una reconocida psicoanalista que ha hecho valiosas contribuciones al Psicoanálisis con niños. Con una vasta experiencia clínica, ha dictado conferencias y seminarios en Argentina y el exterior. Su libro "Psicoanálisis para niños. Ficción de los orígenes" (Amorrortu 1989) fue traducido al francés por la prestigiosa colección Espace Analytique, creada por Maud Mannoni.

El libro que presenta en esta oportunidad, el segundo de la serie Psicoanalistas de niños. La verdadera historia, está dedicado a Donald Winnicott. Apunta a las paradojas que hicieron de él un psicoanalista tal vez inclasificable, tanto para sus contemporáneos, como para nosotros, siendo a su vez quien realizó uno de los aportes fundamentales al psicoanálisis de niños. Hoy Winnicott es leído con interés y simpatía por psicoanalistas de todas las corrientes. Anota Fendrik en su segundo libro "¿Winnicott es lo real, 'lo que no cesa de no escribirse', por más que se escriba a raudales? Más aún, creo que Winnicott es el interlocutor secreto de todo analista, más allá de sus filiaciones teóricas, el que sostiene la paradoja del lugar del analista, entre lo público y lo privado, entre lo que dice y calla, entre la institución y el consultorio. El Hospital y la Institución fueron, para él, lugares simbólicos de referencia y físicos de pertenencia. Pero su consultorio, en su casa o en el hospital, eran espacios potenciales donde transcurre ese real de los encuentros con los pacientes sobre los que escribía sin cesar lo que﷓no﷓cesa﷓de﷓no﷓escribirse". El Winnicott de este nuevo libro es "otro" Winnicott y sin embargo el mismo. Viene Borges a ayudarme a decirlo. No es el Winnicott entre Arminda Aberasturi y Telma reca de Desventuras del psicoanálisis, sino el Quijote de Pierre Ménard, tan igual y tan "otro". No es el Winnicott histórico, sino el Winnicott actual. Es por esta razón que espero no ser acusada de "autoplagio" aunque hay muchos tramos de este Winnicott que parecen idénticos al del otro Winnicott. Sólo puedo decir en mi descargo, que en esta oportunidad he descubierto a un Winnicott que no conocía, pero que ya estaba ahí, otro y el mismo..."

"Winnicott es, para quien quiera pasar una temporada en su compañía, el analista sin sentimentalismo, pero no sin sentimientos, el teórico sin dogmas pero no sin teorías, el que habla, pero mantiene silencio, el que piensa sin ser, y es sin pensar, es la comunicación y lo incomunicable. Winnicott es la paradoja de ese ser tan inclasificable, de identidad tan dudosa, vulgarmente llamado 'psicoanalista'".

"¿Por qué Winnicott sería el analista secreto que habita en cada uno de nosotros? ¿Por qué representa nuestro anhelo de decir las cosas de un modo propio, más allá de los códigos de capilla? No como una vana aspiración narcisista a reinventar la teoría, pero sí a tomar cierta distancia de los corpus teóricos que, lo admitamos o no, son vanos a la hora o al instante de la clínica. Winnicott es nuestro deseo de estar solos en presencia de otros, autorizarnos de o por nosotros mismos junto a algunos otros y al mismo tiempo de ser reconocidos como 'analistas', cuando pensamos que hemos dicho algo que vale la pena."

"Winnicott es el caos que toma forma, es la invitación a participar de un universo abierto, pero bordeado de obstáculos, un universo atemporal pero marcado por la subjetividad de cada época, es por lo tanto la búsqueda incesante, en sí mismo y en los otros de la singularidad y la universalidad. Sus conceptos, son (como) objetos transicionales, que nos ayudan a transitar el espacio potencial del análisis, pero de los que podemos desprendernos una vez que nos hemos servido de ellos."

Sin embargo, y como suele decirse, "debo confesar" que me ha costado desprenderme de este Winnicott mucho más que del "otro", con el sentimiento de que quedan muchas cosas importantes sin decir, sobre los múltiples objetos/sujetos de W. además de sus contribuciones al psicoanálisis con niños: la sexualidad, crueldad de los niños y de las madres, el juego infantil y el "adulto", la "salud" y la "locura", los sueños, el odioamor, la muerte... las paradojas".

"Como consuelo me queda la esperanza de poder volver a Winnicott cada vez que desconfíe de mi labor como analista o de la inutilidad del psicoanálisis para las grandes cuestiones que parecen estar hoy más allá de nuestra posibilidades, la destrucción de la subjetividad,y la globalización del sujeto".

Este libro, del cual hemos reproducido entre comillas una extensa página, es una invitación a conocer un singular e inimitable psicoanalista que nos propone un diálogo abierto con los principios y los fines del psicoanálisis con niños, sus fundamentos y su ética, que él mantuvo consigo mismo y con sus colegas, durante toda su vida. Informes e inscripción: Salta 1233 ﷓ Teléfono 4403176.

*Psicoanalista. Miembro de ADEP. Estará a cargo de la presentación del libro que aquí se comenta.

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