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Se cumplen 150 años del nacimiento de Sigmund Freud. Algunos lo llaman el año Freud ya que habrá innumerables conmemoraciones y homenajes. Sigmund Freud, creador del psicoanálisis, basado en el descubrimiento del inconsciente, tuvo una gran incidencia en nuestra cultura. Escribió veinticuatro libros, ciento veintitrés artículos e intervenciones, hay miles de cartas y documentos, últimamente se han encontrado escritos que no se conocían.
Recordemos que en 1900 Freud escribe La interpretación de los sueños, en un momento político difícil ya que había un precario equilibrio de las naciones del Imperio Austrohúngaro, amenazado por las guerras balcánicas.
Para 1908 ya había un movimiento fomentado por los espíritus rebeldes de los jóvenes judíos asimilados que creían en los ideales del espíritu científico. Ideales que prometían un futuro de racionalidad y tolerancia. El psicoanálisis era una corriente que quería la acción social y la libertad. Las dos guerras mundiales incidieron fuertemente en los avatares y desarrollos posteriores porque dejaron al descubierto que estos ideales eran apariencias. Los libros de Freud fueron quemados por los nazis en 1933 y él muere en el exilio, en Londres en 1939.
El psicoanálisis nacido en un momento de convulsión de la sociedad caracterizada, ente otras cosas, por la desintegración de la familia burguesa ha sufrido las incidencias de los acontecimientos que se produjeron en el siglo pasado. Lo que Freud nos enseña es que el inconsciente es relativo a la época y por lo tanto los síntomas también lo son. Lejos de que sea una cuestión sólo individual, el psicoanálisis tiene como pareja a la sociedad. Freud da cuenta de cómo se encuentra lo colectivo en lo, individual.
Es lo que va a retomar Jacques Lacan, psicoanalista francés que continúa con el trabajo de Freud, mostrándonos el carácter de construcción que tiene el inconsciente, una construcción destinada a dar cuenta de eso que produce un sujeto. Lo que produce un sujeto, dice, es el significante que procede del discurso anterior a su venida al mundo, es decir las palabras dichas, las expectativas, las frustraciones, la época. Lacan lo llamó campo del Otro. Podríamos decir que la sociedad es una aproximación a lo que Lacan llamó el discurso del Otro. El sujeto selecciona significantes del discurso social y se identifica. Los sujetos se pliegan, aceptan los significantes con los que el discurso social los representa; lo que hace depender la clínica de la sociedad.
Esto lo podemos comprobar porque en la época de Freud los jóvenes médicos se encontraban ante los ataques de histeria que implicaban parálisis, convulsiones y toda una serie de conversiones que hoy no vemos más. Hoy tenemos la anorexia, la bulimia, las adicciones, las impulsiones, el aislamiento y la fragilidad de los sujetos, no se sabe cómo hacer con el otro. Nuestra época no es la misma que la de la Reina Victoria y los psicoanalistas entonces deben interrogarse por las condiciones que hacen posible hoy la práctica de la vía de Freud.
En una época en donde la ciencia propone el mismo tratamiento para todos: el medicamento, o las terapias conductistas apuntan a una homogenización de los protocolos, el psicoanálisis se refuerza para responder al sujeto en su particularidad sintomática.
La Escuela de Orientación Lacaniana en Rosario, que cumple ocho años este mes considera que su mejor homenaje es retomar las preguntas freudianas y reformularlas con la orientación de Jacques Alain Miller. La actividad central de este año tomará la época, sus síntomas y la respuesta posible: La acción lacaniana ante el síntoma social. Inspirándonos en la expresión de Miller "no hay clínica del sujeto sin clínica de la civilización", hemos llamado a nuestra actividad anual Clínica de la Civilización, ya que consideramos como él que "el psicoanálisis en tanto está representado por un psicoanalista, es responsable de la presencia del inconsciente".
* Miembro del Directorio de la EOL Rosario.
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