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Jueves, 8 de noviembre de 2012
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La posición del Psicoanálisis ante lo singular de cada uno

Ilusiones de la civilización

La nota anticipa la XIV Jornada de la EOL Sección Rosario "La cura analítica. Un retorno a lo singular". Una cura en la cual el síntoma no funciona como en la medicina o en las neurociencias, como un dato objetivable sino como un elemento que se subjetiva.

Por Virginia Thedy
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Aldous Huxley ficcionalizó una sociedad sin tragedias ni sentimientos violentos.

En 1932 Aldous Huxley escribe una novela titulada Un mundo feliz, ficcionaliza una sociedad de la que han desaparecido la tragedia y los sentimientos violentos. Hay total libertad sexual, no hay ningún obstáculo para la alegría y el placer. Sólo quedan breves momentos de depresión, tristeza y duda, pero se pueden tratar fácilmente con ayuda de fármacos. El soma es una droga que la consume todo el mundo cuando está deprimido y con la cual curan sus penas. En la novela se lee "un gramo de soma cura diez sentimientos melancólicos".

A su vez, el Estado se encarga de repartirla a fin de controlar las emociones sentidas por los miembros de la comunidad para mantenerlos contentos. Factor necesario para no poner en peligro la estabilidad de la tecno polis (nombre de la ciudad en la novela). En el mundo que él describe los hombres de sesenta años tienen el mismo aspecto físico, los mismos deseos y realizan las mismas actividades que los hombres de veinte. Control genético, libertad sexual, lucha contra el envejecimiento, cultura del ocio, es el mundo que describe Huxley.

La intuición fundamental, de este escritor en 1932, es que la sociedad humana estaría cada vez más en manos de la evolución científica y tecnológica. Fue el primer escritor en entender el papel principal que iba a desempeñar la biología.

Años más tarde, Aldous se convirtió en el principal aval teórico del movimiento hippie y la New Age recogió muchas de sus ideas. Pero como lo destaca Michel Houellebecq en su libro Las partículas elementales, el error de Huxley fue subestimar el aumento del individualismo del cual surgen la necesidad de distinguirse y superar a los demás. La mutación operada por la ciencia moderna conlleva la individuación, la vanidad, el odio. ¿No es acaso lo que nuestra época nos muestra?

La salud se ha transformado en la búsqueda de la felicidad, un estado completo de bienestar. Los sistemas contemporáneos, caracterizados por el modelo biológico, apuntan a una adaptación normativa. Antidepresivos, viagra, prosac, ritaline, la industria farmacéutica es el gran negocio del siglo, tal cual lo preconizaba Huxley, es el modo de controlar que los individuos estén contentos. El problema es que eso no calma la angustia, sólo ayuda puntualmente, pero no alivia la angustia de vivir.

Esta concepción de la salud es solidaria de una causa genética de los trastornos, rechazando la subjetividad. Es decir, se rechaza que el sujeto tiene una historia que lo determina, ni hablar de inconsciente, ni hay lugar para preguntarse qué función cumplen los síntomas para un sujeto. Protegerse del dolor, del sufrimiento, de la angustia, se ha convertido en la época actual en un Ideal de salud y de felicidad. Este Ideal ordena a que todo funcione, no se tolera lo disarmónico, los desencuentros, la frustración y la decepción.

¿Cual es la posición de Psicoanálisis y por lo tanto de los psicoanalistas? Como señala Eric Laurent "el psicoanálisis no se opone a los avances de la ciencia, ni es juez de la cultura, sino que revela las ilusiones de la civilización, para que cada sujeto pueda arreglarse un poco mejor con los desordenes del mundo". ¿Pero de qué modo el sujeto puede llegar a encontrar una manera de arreglárselas?

El psicoanálisis es un tratamiento, que tanto Freud como Lacan, no dudaron en nombrarlo cura analítica. Una cura en la cual el síntoma no funciona como en la medicina o en las neurociencias, como un dato objetivable sino como un elemento que se subjetiva. El síntoma es un sufrimiento que quiere decir algo para el sujeto, es un enigma a descifrar. Se presenta como algo opaco, que para cada uno esconde una verdad única.

Llegar a saber eso opaco, ese goce singular, que produce un dolor de existir, permite que se cambie el rumbo de una vida. No vamos a creer que nuestra vida se transformará en Un mundo feliz, al contrario, la cura analítica nos saca de esa ilusión, lo que podemos obtener es un modo singular de vivir acorde a lo que a cada uno le conviene, pero que no es para todos. Lo singular está fuera de lo que es común, nombra algo de un sujeto y por eso es incomparable a otro. Pero no se entienda esto como el empuje al individualismo, sino que encontrar el modo singular de arreglarse en la vida, abre a la relación del deseo y del amor, con otros.

Las Jornadas de la EOL Rosario "La cura analítica. Un retorno a lo singular" este sábado 10, será la ocasión para debatir cómo la dirección de la cura permite el camino a transitar hacia lo singular de cada uno.

* Miembro de la EOL y AMP. Responsable Comisión Organización Jornadas.

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