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Jueves, 17 de enero de 2013
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A propósito del caso de Marita Verón y la victimización de María Julia

Injusticias amparadas en las leyes

Mientras la causa de la joven secuestrada por redes de trata quedó, hasta ahora, impune, la nena de 3 años de la ciudad de Santa Fe fue separada de la familia que la crió, aunque una reciente medida judicial la restituyó a ese hogar.

Por Elvira María Dianno*
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En la película Los senderos de la vida, la coreana So Yong Kim cuenta el desamparo de dos niñas.

Marita Verón secuestrada y forzada a ejercer la prostitución en 2002 es buscada incesantemente por su madre, Susana Trimarco, quien lleva adelante una batalla legal en la que todos los imputados fueron declarados inocentes recientemente. Aunque esa historia no ha terminado. María Julia Esperanza (3 años) encontrada en la puerta de una casa con el cordón recién cortado, casi muerta de frío, es alojada en el Hospital y entra en los intrincados vericuetos de las familias de tránsito, nombre que se le da a una suerte de alojamiento transitorio hasta que se encuentre uno "definitivo". Estos vericuetos le permiten que una familia --que colabora con la de tránsito-- la cuide, la anote en el registro civil, la ame --a sabiendas de muchos en el estado-- solicitando adoptarla.

Los mismos e intricados caminos legales --alejados de las particularidades de cada caso-- repentinamente la separan y se la llevan a una institución también en medio de una batalla legal y policial. Aunque finalmente, una decisión judicial la haya restituido en esa familia.

So Yong Kim, cineasta surcoreana relata en su film Los senderos de la vida, (2006﷓USA﷓Corea del SUR) la historia de Jin, de 6 años y su hermana pequeña, Bin. La madre decide ir a buscar al padre de las niñas, quienes se ven obligadas a vivir con una tía alcohólica. La madre dice que regresará cuando esté llena la alcancía que les regala al partir. Contando días y monedas, la alcancía se llena y la madre no regresa. Las niñas ﷓-descuidadas por su tía-﷓ se ven obligadas luego a vivir en el campo con los abuelos en duras condiciones.

So Yong King nace en Corea del Sur en 1968. Cuarenta años después es premiada por contar su propia vida, su infancia de abandonos, en el film. ¿Podrán María Julia Esperanza y Marita Verón contar sus propias vidas alguna vez? ¿Cómo serán esos relatos?

¿Qué dirá Marita Verón secuestrada y forzada a ejercer la prostitución, abandonada por la justicia pero nunca por su madre... ni su hija? ¡He ahí otro relato!

¿Qué dirá Maria Julia separada de su madre al nacer, abandonada por el estado y forzada por la justicia y el estado a dejar la familia que la amaba y le dio un nombre, una lengua y un hogar? Eso, sí dejarla ¡por su propio bien!

¿Que dirán ambas de las leyes que --estando hechas para proteger a las personas-- parecen servir para proteger las leyes y a los que las hacen cumplir?

Procedimiento, irregularidades, falta de pruebas: containers de palabras que no han servido ni para que aparezca Marita y los culpables, ni para evitarle a Maria Julia -﷓otra vez-﷓ un daño.

Luis Puenzo ganó un Oscar por La historia Oficial (Argentina﷓ 1985) donde se cuenta la historia de niños apropiados --en ese caso ilegalmente-﷓ también por su propio bien.

Los cineastas tienen mucho celuloide para cortar con semejantes historias verídicas. Los premios se acumulan La historia Oficial, So Yong Kim, Susana Trimarco (galardonada Madre Coraje USA 2008).

Sí, estos casos son de película, con el agravante de que no lo son. Habrá que ver qué ficción puede armar cada una alrededor de lo real que arrasa con los conceptos de justicia, infancia, niñez, bien. ¿Quién dijo que un niño de 3 años no elige, no entiende, no sabe, no sufre? Un abismo separa la orilla que va de un niño sujeto a un niño objeto.

¿Podemos afirmar que no quedará rastro ni marca de todo esto? ¿Por qué un damnificado pagaría los costos?

Los relatos de las protagonistas, si los hay, vendrán después.

Uno de los relatos podría ser este: "Había una vez una niña --que vivía en el País del No Me Acuerdo-- que había sido abandonada una vez y otra vez y otra vez, eso sí por su propio bien; cuando creció se enteró que había muchos otros niños abandonados una vez y otra vez y otra vez, eso si, nunca entendió lo de su propio bien. Ni colorín ni colorado, este cuento, ¿se habrá terminado?"

*Miembro EOL (Escuela de la Orientación Lacaniana Seccion Santa Fe)

AMP (Asociación Mundial de Psicoanálisis)

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