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Jueves, 14 de marzo de 2013
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Apuntes para una "Clínica de lo femenino" en la EOL Rosario

Qué es el amor para una mujer

La nota desarrolla los temas que se desarrollarán en el curso anual de la Escuela de Orientación Lacaniana. Un abordaje de su posición subjetiva y las diferencias entre bisexualidad, histeria y lesbianismo desde una perspectiva psicoanalítica.

Por Virginia Thedy*
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El personaje Lisbeth Salander, de la trilogía Millenium, se considera "la cara del nuevo feminismo".

Lisbeth Salander es la joven protagonista de las novelas del escritor sueco Stieg Larsson. Delgada, con marcas en su cuerpo tatuajes y piercing, se conecta sólo con el mundo virtual, es experta en informática y una de las mejores hackers de su país. Cargada de odio, ejerce justicia por mano propia, odia a los hombres que maltratan a las mujeres fruto de una niñez y adolescencia traumática. Mantiene relaciones con una mujer, sin embargo se enamora de un hombre, se la presenta como un personaje bisexual. Ha sido descripta como "la cara del nuevo feminismo", "nueva heroína del siglo XXI".

Angelina Jolie, Lady Gaga, Madonna se muestran o declaran sus gustos por alternar con parejas masculinas y femeninas. Parece que la moda "bisexual" es promovida en la actualidad como un nuevo modo de presentación de las mujeres, hasta el punto que se habla de una tendencia "bi﷓chic". Se besan y se tocan, especialmente en público, despliegan sus gustos "bi", en blog, chat y discotecas. Son tiempos en los que se desvanece la ley paterna y el goce tiene permiso para ser obtenido sin tomar en cuenta las diferencias sexuales.

En nuestra práctica es frecuente especialmente en adolescentes y jóvenes mujeres que consulten por la desorientación respecto a la elección amorosa ¿aman a una mujer o no es posible enamorarse de un hombre? Frente esto es necesario distinguir bisexualidad, homosexualidad e histeria desde la perspectiva de lo femenino. Así como también, precisar la función del amor.

Hay una variedad clínica de las formas del amor femenino. Algunas mujeres viven el amor por un hombre de manera mortificadora, dirigiendo una demanda incesante a su pareja para que le confirme que la ama y aunque éste de pruebas de su amor, ella en cambio duda si la ama. En otros casos, la queja es que su pareja no le habla lo suficiente, no la tiene en cuenta y aunque él le hable no son las palabras que ella quiere escuchar. Otras, en cambio, aman apasionadamente al punto que ese amor no tiene límites y no pueden poner medida a esa pasión.

"Sufrir por amor", "el amor hace sufrir" son expresiones que se escuchan muy a menudo, en jovencitas y mujeres adultas. La solución que algunas encuentran es relacionarse con un hombre pero no enamorarse. Tener encuentros sexuales, programas de salidas, pero a distancia del amor. ¿Es ésta una solución? O por el contrario ¿es una defensa frente a lo femenino?

"No hay hombres", esta es la queja de muchas mujeres, pero no los hay en la medida que temen amar. Y cuando los hay, quieren ser la única, con lo cual nuevamente sufren pues esto las empuja a una exigencia de amor. A veces tiranizan a su pareja y esta es la cara sufriente del amor.

Si bien las mujeres han cambiado a través de los siglos, hay algo que permanece y no difiere de otras épocas: los desarreglos que el amor les produce. Podemos poner en la cuenta de la clínica de lo femenino estos sufrimientos. Freud advertía que para la mujer es esencial ser amada: ¿Por qué aseveraba que ante la pérdida de amor algunas mujeres podían deprimirse o hasta melancolizarse? Hay razones de estructura y debemos precisar la función que el amor desempeña en el sujeto femenino para orientarnos en nuestra práctica, pues no se trata de empujar a una mujer a enamorarse a cualquier precio. El amor por un hombre puede, en algunos casos, conducir a un terreno de devastación. Lacan plantea que un hombre puede ser un estrago para una mujer.

"Volverse mujer y preguntarse qué es una mujer son dos cosas esencialmente diferentes", dice Lacan en el Seminario Las psicosis. Por su parte Freud en sus escritos sobre la feminidad planteará que "la mujer adviene".

Tenemos entonces dos formulaciones que merecen ser objeto de estudio. Lacan diferencia la histérica de la mujer, Freud nos dice que la niña deberá hacer un recorrido para advenir ser mujer. Este recorrido puede presentar impasses y algunas mujeres quedar fijadas a una virilidad que lleva a una competencia y a veces hostilidad con los hombres. Mujeres varoniles, no homosexuales, que se posicionan desde el tener y que no pueden pedir a un hombre. Por lo tanto tampoco pueden recibir de un hombre, con grandes dificultades en mostrar sus faltas.

¿Qué sentido adquiere para cada mujer su no tener?, lo que Freud llamó penisneid, es el trabajo a transitar en un análisis, esto nos indica Lacan diciendo "volverse mujer".

De estos temas se tratará el Curso Anual de la EOL "Clínica de lo femenino", que desarrollaremos con Marcela Errecondo.

*Psicoanalista EOL Sección Rosario y de la AMP.

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