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Jueves, 12 de septiembre de 2013
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Los dilemas de la clínica ante los niños nombrados por la ciencia

Se busca diagnóstico rápido

Los adultos en contacto con los chicos que consultan muestran una rapidez en obtener un diagnóstico que nombre lo que les ocurre, muchas veces establecido en Internet. ¿Cómo dar lugar a la singular forma de expresión de cada individuo?

Por Claudia Marcela López*
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Los niños son nombrados desde la patología en distintos ámbitos.

Me interesa compartir algo del momento actual que insiste en las prácticas específicas en tratamientos con niños. Con frecuencia, los adultos en contacto con ellos muestran una rapidez en obtener un diagnóstico que nombre lo que le ocurre al niño. Esto es posible observarlo en algunas de las consultas donde ya traen un diagnóstico, el cual fue establecido y consensuado por búsquedas en Internet. ¿Que podríamos considerar aquellos que estamos en contacto con la infancia en las diferentes prácticas? ¿Qué es un niño hoy? ¿Cómo comprendemos este período del crecimiento de un ser humano? ¿Dónde detenemos nuestra observación en los distintos ámbitos de su vida, escuela, hogar y con relación a sus pares?

Lo frecuente es la lectura de actos del niño como patológicos. Diagnóstico en mano, se partirá a la búsqueda de todos los pasos a seguir para su cura y cabe destacar en algunas ocasiones no está acompañado de un abordaje específico o de experto, sino como algo habitual y familiar.

La búsqueda por Internet, tan útil para todos nosotros para cualquier actualización o conocimientos nuevos; en algunos casos se presenta como algo vicioso y hace obstáculo para localizar un tratamiento oportuno al caso.

El conocimiento del amplio espectro de ofertas con las que se cuenta por los avances científicos, información en ocasiones inabarcables al intentar consumirlas a todas a la vez, imposibilitan el proceso necesario para localizar lo adecuado para cada caso en su particularidad.

Ahora, la pregunta oportuna podría ser ¿Nombrar diagnosticando el síntoma, esa conducta leída patológicamente y oportuna haría la resolución en lo inmediato de esta? Pensar estas conductas en los niños como inmodificables o fijas ¿No invalida desde ya una trasformación de las mismas?

Es de suma importancia detener la certeza diagnostica, dar lugar a lo particular del síntoma de un niño en la medida de las posibilidades del caso para intentar dar lugar a su singularidad. ¿Cómo hacer para que aquello no aceptable o adaptable para estándares habituales esperables, no aplasten lo singular en juego?

Un niño expresa de muchas maneras sus malestares y en general el adulto va a leer allí diferente al proceso por el cuál esta atravesando el sufrimiento del sujeto niño. ¿Qué hacer para dar lugar a su singular forma de expresión?

En algunas situaciones, la lectura apresurada dando rápidamente un diagnostico sólo plantea un nuevo problema. Es sabida la importancia de un diagnóstico rápido en el tratamiento de algunas enfermedades para la celeridad de un tratamiento acorde. ¿Con relación a la conducta de los niños es así de necesario? ¿En que sentido? Cabe recordar que en los diagnósticos clínicos de diversas enfermedades, la práctica médica cuenta con ciertos procedimientos, un protocolo sin posibilidad de eludir ni apresurar para obtener un proceso diagnóstico y adecuación a un tratamiento y no otro.

¿Los profesionales que en nuestra práctica trabajamos el sufrimiento del sujeto no contamos con lo formulado por Sigmund Freud en su texto 'Consejos al Médico' orientando un hacer? ¿Qué aportaría a un tratamiento contar no sólo con un preciso diagnóstico sino con el tiempo necesario para construirlo específicamente?

Claro que estamos de acuerdo y sabemos necesario conocer para aquellos profesionales que abordamos las distintas problemáticas en niños, poder hacer una oportuna distinción diagnóstica; esto habilita, claro está, a esbozar un posible tratamiento e iniciar ese trayecto. ¿Es necesario trasmitirlo inmediatamente cuando aún ni se ha comenzado a desplegar aquello particular de ese sujeto niño traído a consulta?

Para concluir, un niño llega a consulta con una dificultad, un sufrimiento, y los adultos que han considerado ésta, vienen con apuros, con su propia manera de ver, con malestares institucionales; en ese momento la posibilidad está en dar lugar a investigar, conocer aquello que este sujeto no puede aún expresar claramente, su sufrimiento, presentándose como inadaptable para los adultos y pares de su entorno, en ciertas ocasiones. Quizás en principio solo podríamos quedarnos con el nombre de ese niño, considerar su lugar particular, en sentido amplio, su identidad, para ir posibilitando su propia singularidad en el proceso de transformación de su sufrimiento. Entonces diré que el diagnóstico a transmitir podrá esperar al primer momento.

*Psicoanalista participante EOL Rosario.

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