"Nuestro porvenir de mercados comunes será balanceado por la extensión cada vez más dura de los procesos de segregación".
Proposición del 9 de octubre sobre el psicoanalista de la Escuela, Jacques Lacan.
"...Basta unos cuantos elementos violentos y crueles para arrastrar a los demás a la ferocidad. A la mayorÃa de los chicos, sobre todo cuando forman pandillas, les gusta infligir humillaciones y torturas a los seres más débiles. Al principio de la adolescencia, sobre todo, el salvajismo alcanza proporciones inauditas".
"Las partÃculas elementales", Michel Houellebecq.
El segregacionismo es aquella polÃtica que tiene como práctica separar, excluir al Otro. Un otro que generalmente es minorÃa. Se trata de apartar al diferente. De allà que tanto Freud con su teorización sobre el "narcisismo de las pequeñas diferencias" como Lacan, y sus formulaciones sobre el goce, se hayan interesado por los fenómenos de segregación para concluir, el segundo, que las comunidades, las fraternidades están atravesadas por lo real de un goce inadmisible que expulsa lo extraño en el Otro pero al mismo tiempo, en uno mismo.
El concepto lacaniano de "extimidad", neologismo que une dos términos: lo Ãntimo y lo extranjero o extraño, nos ofrece una topologÃa para situar lo que vacila entre interior y exterior y nos evoca el unheimlich freudiano en sus dos cÃrculos de representaciones que, sin ser opuestos, son ajenos entre sÃ: lo familiar y lo clandestino (Freud, 1984).
De este modo, el concepto de extimidad permite entrever que el acto de la segregación es el odio al goce del Otro. Esto es lo que podemos captar en el horror del racismo moderno en donde no basta con cuestionar al Otro y en donde se puede advertir algo más que la agresividad, aunque ésta implique a la violencia. No se trata sólo de agresividad imaginaria que se dirige al semejante, en el racismo se odia la manera particular en la que se imagina el goce del Otro. Se trata del odio al goce del Otro. Se odia especialmente la manera particular en que el Otro goza (Miller, 2010).
En el empuje a la uniformización moderna de los modos de goce, la intolerancia apunta a la diferencia en el Otro. Pero, si bien las comunidades se sostienen en el rechazo a lo ajeno/propio, esto desorienta, al mismo tiempo, al discurso de la ciencia puesto que ésta en su esencia, como decimos, debe sostener un universal, una uniformización. Siempre habrá un disforme que se manifiesta y que la ciencia se empecinará en corregir (Miller, 2010).
Cómo explicarnos sino la Shoah y sus derivas, las prácticas cientÃficas en la Alemania nazi? En donde la ciencia y la muerte anudadas de manera inédita en montajes ensamblados para una tecnologÃa del horror, hace lugar, además, a los siniestros experimentos con sujetos humanos prisioneros en los lager.
El arte, en sus distintas versiones, y entre ellas el cine, ha buscado simbolizar lo irrepresentable del horror y lo siniestro de lo real. Mucho se ha filmado sobre las prácticas de segregación, intentando interpretar los fenómenos de minorÃas religiosas, discapacidades fÃsicas y psÃquicas, diversidades raciales, sexuales, ideológicas...
Me interesa en esta oportunidad tomar dos filmes que trabajan la cuestión. Dos pelÃculas que tocan cada una a su manera los procesos de segregación. La primera, Metrópolis, la segunda, Wakolda. Casi noventa años entre una y otra y en el medio un acontecimiento que las anuda, el Holocausto.
Metropolis fue filmada en 1927, por Fritz Lang. Esta pelÃcula de ciencia ficción ubica su historia en una enorme ciudad del siglo XXI. La población se divide en dos clases: la alta que vive en la superficie y que goza de todas las comodidades y la otra, la clase obrera, segregada, que habita en las capas subterráneas trabajando sin descanso, operando las máquinas que le dan vida a la gran ciudad.
En determinado momento, el hijo del tirano y dueño de la ciudad, Freder, descubre un grupo de niños guiados por una bella joven. Ella les dice a los hijos de los obreros que los de arriba son también sus hermanos. Capturado por su mensaje de amor Freder la sigue, enamorado, hasta el mundo subterráneo de los obreros, donde se horroriza al ver la vida que llevan. AsÃ, decide llevar a cabo acciones contra a su padre para mejorar la vida de los trabajadores y los alienta a la lucha y a la rebelión.
En la colaboración entre clases sociales, la pelÃcula nos muestra dónde se hace presente el concepto de extimidad. Por un lado, es clara la crÃtica que hace a los mecanismos de producción, el enriquecimiento de los privilegiados a costa del empobrecimiento de las clases trabajadoras. La virtud artÃstica de estas pelÃculas, de enorme belleza ambas, es que aun teniendo en cuenta sus diferencias en cuanto a recursos fÃlmicos y estéticos buscan mostrar el real de la segregación, bordeándolo, acercándolo al espectador por la vÃa de una renovación perceptiva.. Ninguna de las dos muestra el odio segregativo en su versión pura y dura, sino intentando representarlo a partir de una estetización que lo vela, a la vez que sostiene su efecto. De allà que Recalcati (2006)(1), afirme que sin relación con lo real, la obra de arte pierde su fuerza, aunque también es cierto que una excesiva proximidad terminarÃa por destruir el sentimiento estético.
(1)Recalcati, M. (2006). Las tres estéticas de Lacan: arte y psicoanálisis. Buenos Aires: Del Cifrado.
*Psicoanalista Miembro EOL Córdoba. Directora de la MaestrÃa en Psicoanálisis UNC. Fragmento de la Editorial del Revista Digital n 3 Ética y Cine de la UNC.
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