Vamos a interesarnos en el primer gran escrito de referencia de Lacan en el psicoanálisis -que no se encuentra en los Escritos, lamentablemente, precisamente porque es grande-. El editor ha considerado que se podÃan pasar de este texto en ese volumen que tiene cerca de 1000 páginas y Lacan consintió en eso. A raÃz de esto, el texto no tiene una existencia totalmente oficial en la consideración de Lacan. Hay que constatar que de todas maneras no ha recibido la atención que merece. El hecho de que haya sido un poco pirateado aquà y allá -es curioso- no lo ha hecho entrar en la consideración que merecÃa.
Se le ha dado, además, un tÃtulo que era falso: "La familia". No se llama para nada "La familia". No se comprende nada de la cuestión si uno se guÃa por ese tÃtulo. Eso formaba parte de una Enciclopedia, cuyas grandes lÃneas han sido trazadas por el psicólogo Henri Wallon. Gracia le sea rendida por haber llamado a Lacan -que no era muy persona grata- para hacer un capÃtulo. Wallon fue quien hizo los capÃtulos: "La familia", "La escuela", "La profesión". Es un abuso considerar que es la familia lo que ocupaba a Lacan. El verdadero tÃtulo del texto es totalmente otro: "Los complejos familiares en la formación del individuo".
Ese texto sólo se puede leer retrospectivamente. Ninguna chance de leerlo como un capÃtulo de enciclopedia, diciéndose: enérgicamente que se llega a "La escuela". Sólo se lo puede leer de una sola manera -es justamente ahà que la significación ha cambiado-: Como precursor de la enseñanza de Lacan. Es que él no estaba en la fecha en la que fue escrito. Fue entonces una sÃntesis sensacional de la teorÃa del desarrollo psÃquico y de una clÃnica freudiana. La segunda parte que se llama "Los complejos familiares en patologÃa", es una clÃnica freudiana resumida y de una maestrÃa totalmente extraordinaria. Es a leer como un esfuerzo.
Seguramente estamos lejos de lo que será la enseñanza de Lacan. Nos encontramos -de manera sensible- ante un joven psicoanalista, un joven psiquiatra y un joven psicoanalista. Lo que permite que resalte mejor cuál es el hilo de orientación de Lacan, que le permite dirigirse convenientemente en esta cuestión de inconsciente o de historia del inconsciente. Al mismo tiempo, lo que está más ausente en este texto es el concepto de inconsciente mismo. Es incluso lo que es impresionante. Ciertamente no hay ninguna teorÃa del inconsciente en este texto. Tampoco hay -forzosamente- ninguna teorÃa de la práctica analÃtica.
El texto que ha precedido a aquel, "Más allá del principio de realidad", da el inicio de una fenomenologÃa de la relación analÃtica. Nada parecido en este texto -hay que decir que no es su objeto esencial-. Pero es sensible -no se trata de la palabra, del lenguaje y menos aún cuestión del discurso analÃtico- que ya hay una distinción totalmente severa entre el yo (moi) y el sujeto. Es el punto de ombilicación esencial de la enseñanza de Lacan.
A Lacan le hace falta lo que le vendrá después con el estructuralismo de Jackobson y de Lévi-Strauss. Todo eso está ausente y con razón. Lo que es sorprendente, es que al mismo tiempo sea como llamado en vacÃo, el tema mismo de la familia por ejemplo. Visiblemente tiene una buena orientación, que posee su independencia en relación a la obra de Freud. Lo que le permitirá finalmente tomar ahà un punto de apoyo del inconsciente estructurado como un lenguaje, que, como se lo repite suficientemente, no esta en Freud.
Tomando este tema de entrada, ¿sobre qué está puesto el acento? Seguramente, sobre el hecho que, como es un fenómeno de generación que concierne la vida, hay familia en el animal como en el hombre. Si bien se puede aislar la familia a partir de la generación, de la procreación y de la necesidad del mantenimiento de un medio de desarrollo para los jóvenes por los individuos adultos, ya en el animal -está desde el inicio del texto- lo social es diferente de lo estrictamente familial, de lo estrictamente natural. Y para pasar al hombre, de entrada lo caracteriza por el desarrollo de las relaciones sociales.
Hay alguien que no tiene ni la metáfora ni la metonimia y que sin embargo pone de entrada fuera de juego el puro instinto natural en el hombre, considerando simplemente la observación, la experiencia, la psicologÃa, la antropologÃa del tiempo. Esto le basta para, de entrada, excluir el instinto en lo que concierne al hombre y poner al contrario en valor la instancia constitutiva de la dimensión que llama la cultura en todo lo que concierne al hombre.
*Texto completo en Revista electrónica a-periódica de la EOL Rosario, Año 1 nº 6 y sucesivas. Traducción libre de Marcela Errecondo, autorizada por el autor (texto no revisado por el mismo).
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