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Jueves, 23 de agosto de 2007
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DIFERENCIAS ENTRE SIGMUND FREUD Y JAQUES LACAN

Miradas sobre la angustia

La autora adelanta parte del seminario que dictará en las IX Jornadas Anuales "¿Cómo se vive la angustia?" que se realizarán el 31 de agosto y el 1º de septiembre en Rosario.

Por Mónica Torres*
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Lacan considera a la angustia de forma completamente distinta de la angustia freudiana: será la primera vía de acceso a lo que no es significante, apareciendo otra concepción del cuerpo, del deseo y cobrando otro valor el Edipo, la castración y el Nombre del Padre.

En seminarios previos predomina lo simbólico, que se relaciona con la ley y la relación deseo-prohibición; así, la ley prohíbe y lo que está prohibido es deseado. Por ejemplo: cuando los especialistas en toxicomanía, discutían si está bien despenalizar el uso de ciertas drogas, cosa que hicieron en Amsterdam, aparece el siguiente problema: si nos regimos por la relación del deseo y la prohibición, estaría bien no prohibirlo, ya que se desea lo que está prohibido por la ley, pero si pensamos la adicción no relacionada al deseo sino al goce, al goce no le importa nada si está prohibido o no.

En el seminario de La Angustia cambia todo acerca de la sexualidad femenina. Cuando el falo era significante, estaba en el camino del deseo y toda la relación entre los sexos estaba marcada por lo que sería la dialéctica del falo. Entonces, todas las relaciones entre los sexos estaban marcadas por ser o tener el falo. Pero a partir de este seminario, Lacan arribará a la conclusión de que a la mujer no le falta nada. Esto deja de lado el falo﷓significante para dar lugar al falo﷓órgano.

Y se produce una verdadera inversión de lo que había sido la doxa analítica, hasta ese momento. La falta aparece del lado del hombre y Lacan comienza un elogio de la feminidad que culminará en Aún. Lacan dirá que la posición femenina es más verdadera y tiene más acceso a lo real porque precisamente no tiene el velo del Maya que es el pene para el hombre. Así, la ética del psicoanálisis, tal como explícita Eric Laurent, es la de no hacerse ninguna ilusión sobre tener el órgano adecuado para el goce, ya que nadie tiene el órgano adecuado para el goce.

Esta ética se sitúa contra el empuje al goce del sujeto en nuestro capitalismo tardío, el actual, que dice todo lo contrario, que si no se tiene el órgano adecuado, hay que comprar el aparato adecuado y entonces estamos todos salvados. Pero el problema que tenemos es que siempre es otro, porque cuando lo terminamos de usar resulta que salió uno nuevo, entonces ya no es el adecuado para el goce y hay que comprar uno nuevo y así sucesivamente hasta quedar en una alienación mortal.

Es muy difícil situarse por fuera del empuje al aparato, sobre todo para los hombres, las mujeres también tienen otro empuje que es a los zapatos, las carteras que también van a tratar de reemplazar el goce. Pero ahora hay nuevas mujeres, que también son fanáticas de los aparatos, del mp3, del celular, de las computadoras.

Lo que trata Lacan en el seminario de La Angustia es de investigar el objeto sin tanta referencia al Otro. Por eso la investiga más en la perversión, porque en la neurosis, todo el mundo neurótico se las arregla para disimular al objeto y que esté cubierto por la referencia al Otro, sobre todo en tiempos no sólo de Freud sino también de Lacan. Por que en los tiempos actuales vivimos tiempos que el objeto está bastante separado del Otro. Tanto que con estos aparatos, el sujeto goza solo.

De este seminario es la frase "sólo el amor permite al goce condescender al deseo". Podríamos agregarle: "pasando por la angustia". Es otra definición del amor, porque hasta ese momento el amor estaba referido a la dialéctica de la necesidad, la demanda y el deseo.

Pero al sujeto ya no le ocurre lo mismo, lo cual las madres no terminan de aprenderlo, les cuesta mucho. Las madres creen en la psicología. Pero el niño no se angustia por la falta, o porque la madre no está; se angustia por el exceso, se angustia porque sobra, se angustia porque sobra la madre, porque falta la falta. La verdadera angustia ya no es por la falta, es por la falta de la falta. Los psicólogos creen todavía que la madre tiene que estar, y que por lo tanto los chicos se angustian porque la madre se va y por ello toda esa adaptación que te hacen hacer en el jardín. No se dan cuenta que los chicos se angustian porque la madre se queda, con lo cual la adaptación se hace larga.

Esta cuestión Freud ya la había avizorado en su artículo "Lo ominoso", cuando habla de la relación entre lo extraño y lo familiar, o del retorno a la antigua clausura, a la madre; eso resulta siniestro para el sujeto, y tiene que ver con la angustia.

* Miembro de la EOL y de la AMP.

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