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Viernes, 9 de diciembre de 2005
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El peligro de ignorar

Por Mirta Guelman de Javkin

En la calle San Martín, al 400 de Rosario, hay una subestación, diseñada para distribuir energía eléctrica, instalada sin ningún problema, gracias a la ignorancia de los que a su alrededor habitamos y a la inoperancia de los que tienen a cargo nuestra vida ciudadana. Cualquiera puede observar el crecimiento asimétrico, del árbol plantado a su lado, o si alguna autoridad se interesara más, se podría documentar, (aunque los efectos no sean inmediatos), las enfermedades de los que estamos expuestos a su campo electromagnético. En Europa hay juicios que obligaron a retirar estaciones transformadoras, frente a edificios en los que enfermaron solo tres personas.

Ni siquiera podrán defenderse, de este tipo de agresiones, nuestros nietos, con curriculas escolares, tan perimidas y desarticuladas de las realidades. Enseñan unidades de medidas, que nunca utilizarán y nada aprenden, sobre las patológicas influencias de la Tesla (T) y sus subunidades: militesla, microtesla y nabotesla.

Algo aprendió la gente, de las radiaciones ionizantes, después de insistir tanto, para que las embarazadas no entren a la sala de rayos, aunque pocos previenen la exposición, a niños y adolescentes. Lo que muy pocos saben, son las consecuencias de estar permanentemente expuestos a radiaciones no ionizantes, que afectan y enferman gravemente el cuerpo. Siempre llegamos tarde. En 1974, la Asociación Internacional, para la protección contra las radiación (IRPA), formó un grupo de trabajo, para estudiar las consecuencias de las radiaciones no ionizantes. En 1977 en París, se realizó un Congreso, donde este grupo se convirtió en Comité Internacional para este tipo de radiaciones. Desde aquella época, que se publican trabajos y recomendaciones.

En nuestro medio, no se incluyen todavía como causa de: leucemias, sobretodo en niños sometidos crónicamente a 0,2 microteslas, aparición y reactivación de cánceres, trastornos de sueño, por influencia en los centros productores de melatonina, afectación de las respuestas inmunológicas, envejecimiento prematuro, cambios de comportamiento, disminución de peso y astenia o falta de fuerza. Según investigaciones de centros científicos, el riesgo es alto, cuando se supera la exposición a 0,2 microteslas. En Suiza, establecen como límite de 0,3 militestas, mientras en nuestro país, se negocian valores absurdos.

www.fceia.unr.edu.ar/fceia1/publicaciones/numero6/articulo2/Campos_Electro.htm.

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