Muchas de las cosas que no se comprendÃan en 2003 y 2005, cuando Néstor Kirchner venÃa a la provincia y se acomodaba para la foto más cerca de Hermes Binner que de Carlos Reutemann y Jorge Obeid; hoy tienen su explicación. Está claro, ni él confiaba en estos dirigentes (menemistas y duhaldistas), ni ellos estaban desesperados por aparecer cerca de este nuevo presidente surgido de un escaso 22 por ciento de los votos y con la sombra aún nÃtida de Duhalde como bombero de la Nación tras la caÃda de De la Rúa, transitando por la provincia de Buenos Aires.
Ni siquiera cuando Kirchner venció a Duhalde en el terreno de las lábiles lealtades de los referentes del conurbano, Santa Fe apostó seriamente a alinear el partido con los Kirchner. Reutemann ya jugaba a "alambrar" la provincia y Obeid -se sabe- es incapaz de cualquier enfrentamiento. Obeid debió afrontar sólo -porque asà lo definió Reutemann- las difÃciles legislativas de 2005, cuando nadie querÃa encabezar la lista de candidatos a diputados contra Binner. Y ahà lo fue a buscar a Rossi, no por simpatÃa (nunca se la tuvo) sino por descarte. Rossi habÃa llegado a una banca de concejal por la renuncia de Norberto Nicotra, si no otro hubiese sido su destino polÃtico. Su militancia y formación le hicieron llenar la candidatura nacional y por lo menos hacerle jugar al peronismo santafesino un digno papel en medio de la ola de cambios que ya venÃa a vislumbrarse en la provincia.
Entonces llegó el 2007, las generales contra Binner. Y ahà Obeid prefirió escuchar cantos de sirenas e ir a buscar a Rafael Bielsa antes que requirir nuevamente los servicios de Rossi, que peleó sólo y como pudo frente al aparato. TodavÃa Kirchner no lo habÃa puesto bajo su ala y confiaba -el presidente- en respetar el armado provincial sin intervenir porque -hay que decirlo- no disgustaba al presidente que ganara un socialista que harÃa hocicar a estos timoratos que habÃan preferido no jugar. Por eso no eligió, y en la coyuntura de hoy parece increÃble que un hombre con la decisión y el carácter para conducir que exhibe el actual titular del PJ nacional, nunca, pero nunca haya dicho si su preferido en 2007 era Rossi o Bielsa. Y tampoco visitó demasiado la provincia para tratar de inclinar la balanza.
Bueno, ahora el escenario cambió y la crisis del campo abrió grietas a lo largo y a lo ancho de la sociedad argentina, pero también del peronismo. Aquellos desplantes de Kirchner en 2003 y 2005 eran comprensibles, pero nadie imaginó que la devolución de gentilezas estarÃa a la vuelta de la esquina. Sólo ahora, Kirchner está interesado en armar en Santa Fe donde nunca hubo kirchnerismo hasta que Rossi tomó la decisión de que ese era su único camino de salvataje polÃtico en medio de un partido que jamás lo apoyarÃa en Santa Fe y donde el obeidismo estarÃa a su lado sólo si Reutemann permanecÃa camino a la oficina de trámites jubilatorios. Esto no pasó, y con el hombre de regreso, la "ayuda" del obeidismo se limitará a unos pocos armados con los hombres del sur, donde nunca jamás Reutemann se esforzó por hacer pie.
Se como sea, ya nada es igual como era tan sólo dos meses y medio atrás, cuando las internas se imaginaban en otro contexto. Cuando muchos dudaban si se harÃan finalmente y cuando la pelea lo ponÃa a Ricardo Spinozzi con mucha desventaja frente a la candidatura de Rossi. "Si Lole juega es por bronca y porque siente que puede llegar a ganar", dicen de un lado. "Con Kirchner decidido, las cartas están echadas", sostienen desde el otro lado sabiendo que la pelea de fondo en Santa Fe tiene hoy otros nombres más pesados. Como sea, y más allá del resultado del 13 de julio próximo, si en el PJ vuelve a darse para las legislativas de 2009 la fuga de candidatos que se vio en el 2005; no habrá para el peronismo horizontes definidos para el 2011, cuando otra vez haya que elegir gobernador.
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