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Esta semana, la Municipalidad de Rosario halló una salida elegante pero poco convincente cuando se vio "encerrada" en torno a una polémica por una urbanización en Nuevo Alberdi. Allí, vecinos y distintas organizaciones denuncian desde hace un año un "desalojo silencioso" de esas tierras inundables que -tras la realización de obras en los canales- tendrán un valor inmobiliario importante. No es que haya algo ilegal porque gran parte de esas tierras son privadas, pero muchos vecinos de esa zona dicen sentirse estafados. "Siempre nos negaron que el proyecto estuviera en marcha, pero igual empezaron a alambrar todo", se quejaron.
Y la Municipalidad volvió a negarlo. Esta vez el intendente Miguel Lifschitz en persona al aceptar que se había deslizado "un error de coloreo en los mapas que se difundieron". Ese "error de coloreo" incluye nada más y nada menos que un centenar de hectáreas, es decir, un "error" bastante grande.
Lo importante aquí es que el intendente comprenda que ha comprometido severamente su palabra en esta ocasión. Si fue un error o no, quizás no lo sepamos nunca a ciencia cierta, pero está claro que no puede aparecer dentro de pocos meses un proyecto para un barrio privado en esa zona porque entonces sí los vecinos tendrán todo el derecho del mundo a sentirse estafados.
Se sabe que la información es valiosa y más que nunca en el caso del mercado inmobiliario. No es lo mismo vender un lote o terreno alejado del centro teniendo o no la información de que allí habrá en un futuro cercano un emprendimiento urbanístico de envergadura. Ese lote ya no valdrá lo mismo y, en consecuencia, quienes compren esos terrenos con la información en la mano estarán especulando. Alguien puede decir que así funcionan los mercados, es cierto. Pero en este caso quien dispone de la información es el Estado municipal y, también se sabe, todos sus actos son públicos. Entonces, si alguien viene preguntando hace un año si en determinada zona va a pasar tal o cual cosa, merece una respuesta concreta y correcta. Es así de sencillo.
Bueno, como sea la licitación para las obras necesarias para evitar una inundación en Nuevo Alberdi, como la que acontenció en marzo de 2007, está en marcha. Las obras públicas son dinero de todos los rosarinos y por eso es importante saber por qué se hacen, dónde y a quiénes beneficiarán realmente.
Pero además de este "entredicho" que aún no fue clausurado porque los vecinos anunciaron que pedirán una nueva audiencia con el intendente, Lifschitz amplió sus comentarios de la reunión que mantuvo la semana pasada con los jefes de bloque del Concejo Municipal, un encuentro reservado que este diario dio a conocer como primicia.
El jefe comunal reconoció que de alguna manera era necesario limar algunas asperezas con la oposición. Desde la última elección se reconoció desde el oficialismo que una gran mayoría como la que tiene en el parlamento local demandaría sin embargo un trabajo de consenso permanente para evitar que esa mayoría quede siempre en soledad con sus votos en el recinto, sobre todo con temas tan delicados como fue el tratamiento del aumento de la Tasa Municipal en su momento, o la última y tormentosa reunión en la que se aprobó la suba del boleto del transporte urbano de pasajeros.
La idea, y más concretamente, el pedido de los opositores fue el de tener una participación más amplia en las decisiones y partir de un diálogo mucho más aceitado entre todas las fuerzas. "Era un encuentro que nos debíamos", dijo Lifschitz y tras los hechos de violencia que incluyeron la quema de la puerta principal del edificio de Córdoba y 1 de Mayo, está más que claro que todos deben aportar a una convivencia democrática que pueda desarrollarse en un marco adecuado sin por eso disimular las obvias diferencias políticas.
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