La fiesta que habÃan soñado la Nación, la Provincia y el Municipio, sin duda, se vivió ayer en el Parque a la Bandera. Todo encajó -hasta el clima para que la ciudad disfrutara a pleno de los festejos por el DÃa de la Bandera como hacÃa tiempo no sucedÃa. Y, se sabe, si el pueblo disfruta, el pueblo está feliz y las autoridades saben de qué manera influye esa felicidad, por más efÃmera que sea, en la visualización de sus gestiones en los distintos niveles de responsabilidad.
Incluso no hubo pujas porque la Nación copó los actos centrales. VenÃa la presidenta por primera vez desde que asumió y eso ameritaba que esté rodeada de todos sus ministros y secretarios de Estado para darle otro espesor a su presencia. Hasta la militancia que se movilizó al monumento lo hizo en forma organizada pero pacÃfica: Esto es, hubo estructura para mover a la gente pero la gente en serio querÃa estar cerca de Cristina, no empujada por punteros o por el beneficio del refrigerio que acompaña generalmente estas acciones polÃticas.
Hasta se calculó que lo que pudiera capitalizar polÃticamente lo hiciera enteramente Cristina, por eso no estuvo Néstor Kirchner como se habÃa especulado en algún momento de la mañana, cuando los aviones oficiales y los helicópteros comenzaban a surcar el cielo lÃmpido de Rosario.
Además, los locales ya tendrÃan su momento. La inauguración de los muelles y el paseo nuevo del Parque España, junto al desfile cÃvico militar, eran para la presidenta. Lo de la tarde, la oferta cultural variada y de calidad de que se vivió en cinco escenarios distintos en una suerte de corredor cultural, era para el municipio en gran medida y otro poco para la provincia. Asà se dividió el acto desde el punto de vista polÃtico, aunque a las familias que ocuparon el lugar central del parque a la bandera, poco les importen estos entretelones.
Para Cristina y el kirchnerismo la "revancha" era evidente: hacer pie y capitalizar el mismo espacio polÃtico que mucho meses atrás ocupó el campo y miles de rosarinos para rechazar la polÃtica del gobierno nacional en esa coyuntura. Rosario fue esquiva para los Kirchner y ahora esa misma ciudad -por decenas de factores volvÃa a celebrar la llegada de la presidenta. Aunque sea mayoritario el espÃritu crÃtico de esta sociedad hacia los lineamientos del gobierno nacional, lo que sà desterró en gran medida es ese odio visceral casi impostado, muy difÃcil de explicar, hacia un gobierno que no le habÃa dado la espalda a esta ciudad, pero que sà habÃa quebrado alianzas fundamentales con amplios sectores medios. Lo de ayer fue un buen paso para empezar a recuperar esa confianza, fue un avance decisivo en ese camino que abrieron los fastos del Bicentenario.
A la hora de los discursos el gobernador Hermes Binner y el intendente Miguel Lifschitz casi transitaron por el mismo panegÃrico belgraniano, ajustado por el momento, quizás un tanto solemne. Más Binner que leyó su mensaje sin levantar la vista. Ambos hablaron del ejemplo indiscutido del prócer pero no lograron imprimirle dimensión polÃtica y humana a su figura señera. Sà lo hizo la presidenta, que recogió los mensajes de solidaridad y generosidad que desarrollaron sus antecesores en el uso del micrófono del palco oficial; pero disparó claramente: "Para lograr que sea efectiva esa solidaridad y esa generosidad con los sectores más desprotegidos de nuestro paÃs, hay que tocar intereses, como los tocó Belgrano. Quiero que como Belgrano los dirigentes polÃticos de este paÃs nos juguemos para poder estar cada vez más cerca del pueblo". Y agregó, por si fuera necesario recordarlo para alguien: "No ha sido fácil, no me es fácil y sé que no me será fácil" seguir adelante con su lÃnea de gobierno.
Tanto Cristina como Binner evitaron en el contacto informal y desordenado que siempre se da con la prensa en estas oportunidades; salirse de los lÃmites de lo que se estaba celebrando. Por eso Binner eludió de manera elegante y responsable cuando lo azuzaron con los dichos del dÃa anterior del ministro Randazzo que afirmó que "la Nación invierte más en Rosario que la provincia y el municipio". Binner eligió una frase corta y poco ofensiva: "Creo que no está bien informado, pero no es importante hoy". Por su parte, la presidenta se comportó como lo viene haciendo en sus últimas apariciones, sin retos o crÃticas puntuales a determinados sectores, con una sonrisa, pero destacando firmemente su convicción acerca del rol que debe cumplir el Estado. Un 20 de junio para que se repita.
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar|República Argentina|Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.