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Lunes, 19 de julio de 2010
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SIETE DIAS EN LA CIUDAD

Apenas la puntita de las cartas

Hay como una vorágine en la que nadie quiere entrar pero que ya amenaza con comerse a los precandidatos para el 2011. Ni los más discretos resisten la tentación de marcar con una declaración por dónde irá su estrategia para los próximos comicios que involucran a los tres niveles del Estado.

Por Leo Ricciardino

Va a ser así de aquí en más. Los potenciales candidatos van a esquivar las preguntas de los periodistas pero dejando siempre latente su participación, no sea cosa que alguien se olvide de ellos a la hora de entrar al cuarto oscuro. Es una suerte de estrategia -no tan delicada de aparecer como candidato y después hacer silencio por un tiempo. Hablar como un postulante y después callar. Es un juego casi infantil, si no fuera por las cosas que están involucradas en ese juego, porque los mensajes también son para el resto de los competidores, los internos y los externos. Nadie muestra sus cartas, pero deja ver una puntita.

Binner y Lifschitz han ingresado en estos días en esa trama en la que los protagonistas no deciden enteramente sus roles. Por ejemplo: Hermes Binner aseguró que el 2011 lo encontrará en algún lugar de la contienda electoral, no sabe bien dónde, pero en algún lugar estará. Tratándose de Binner es todo un avance, porque antes callaba y como no tiene reelección en la provincia algunos de su propio partido creyeron que su palabra ya no pesaba tanto. Cuando percibió esta cuestión hizo tronar el escarmiento (un poco exagerado, pero es sólo una figura) y lo nombró a Antonio Bonfatti como su sucesor preferido. Ese mensaje tenía destinatarios hacia adentro del PS: Estaba diciendo, cuidado aquellos que intenten jubilarme, aún soy jefe político y por ende también soy un elector de peso a la hora de influir en las candidaturas que vendrán.

Lifschitz fue uno de los que a partir de ese momento volvió a referenciarse en Binner y -lo que es más importante en su gestión en Santa Fe. Había una estrategia de por medio que era reivindicar la primera gestión socialista en la provincia para lo cual un aspirante a sucesor no puede diferenciarse sino que tiene que identificarse con lo actuado.

Pero los otros también juegan y en esa cancha enorme que se extiende del municipio a la provincia y de ésta a la Nación; en las últimas horas el cobismo ha salido a decir que le gustaría que el gobernador de Santa Fe acompañara al vicepresidente Cleto en una fórmula para 2011. Para los cobistas no es tan importante lo que Binner piense acerca de esto, sino que lo relevante es que escuche Alfonsín esa declaración que también lo tienta al socialista para integrar un binomio. Aquí en la provincia se sabe que Binner no iría nunca en una fórmula con Cobos, pero en Buenos Aires pocos conocen ese panorama y cuentan con que el gobernador de Santa Fe no saldrá a agitar las aguas negando la especie.

El fin de semana Lifschitz se metió de lleno en la danza de nombres de sus posibles sucesores en el Palacio de los Leones, sin nombrarlos aceptó que en esa grilla se ubicaban Miguel Zamarini, Clara García, Horacio Ghirardi y Fernando Asegurado. Habrá algún otro que por estas horas quedó con cara larga porque su nombre no apareció allí. Y esta situación seguramente generará otras nuevas y Lifschitz sólo dijo que "hay un buen semillero en el socialismo".

Los radicales en cambio, la tienen más sencilla en la provincia. Saben que tienen una única carta con el nombre y la cara del intendente Barletta como para jugarla a nivel provincial y creer que es posible esta cuestión de la alternancia en el liderazgo del Frente Progresista.

Lo más complicados serán -como siempre los peronistas con sus múltiples candidatos lo cual (contrariamente a lo que se piense) nunca es una buena señal en el PJ. Con Carlos Reutemann fuera de todo panorama y sumando objeciones por su accionar confuso en torno del matrimonio igualitario; la figura del ex gobernador Jorge Obeid vuelve a crecer al lado de la de Omar Perotti, Ricardo Spinozzi, Agustín Rossi, Rafael Bielsa y Juan Carlos Mercier, para nombrar a los que se mencionaron alguna vez en esa instancia. Allí también, Obeid tuvo un mensaje interno contundente: "Si hay consenso alrededor de algún candidato no tengo problemas en bajarme". Sabiendo que no hay consenso, también puede leerse como "vamos a la cancha y el que más porotos tenga que sea el candidato para tratar de recuperar la provincia". Muchos han soñado en el peronismo santafesino con el operativo clamor, pero es hora de que sepan que él único capaz de clamores -aunque sea difícil de explicar es el propio Reutemann. Los demás, arrancan más o menos todos desde la misma posición de largada, con algunos matices nada más.

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