Pasaron los dÃas, las imágenes, las palabras, pero aún resulta difÃcil no escribir sobre las impresiones que cada uno tuvo con ese golpe de maza que fue la muerte repentina de Néstor Kirchner y, particularmente, con esa liturgia argentina y peronista que fueron sus exequias. Quienes estamos habitualmente en contacto por razones de trabajo con los dirigentes locales y provinciales del kirchnerismo, sabÃamos que habÃa una juventud que acompañaba en los actos. Agrupaciones que iban naciendo al calor del desarrollo del programa de gobierno, de las expectativas electorales. Pero nadie sospechaba que esa juventud -por cierto maravillosa era tan numerosa.
La primera impresión fue aquà en el Monumento a la Bandera, la misma noche del fallecimiento del ex presidente. La explanada fue copada inmediatamente por distintas agrupaciones que proclamaban su lealtad al lÃder muerto gritando que eran "soldados del Pingüino". Muchos de esos mismos jóvenes rosarinos viajaron después a Buenos Aires para darle el último adiós al dirigente en el que creÃan. Y eso es lo más novedoso, lo más "revolucionario", tener un dirigente en el que creer. ¿Saben todos bien lo que eso significa?. ¿saben incluso estos mismos jóvenes de lo que es capaz la fe en polÃtica? ¿Hablaron alguna vez con otros hombres y mujeres que perdieron su juventud tratando de encontrar a alguien en quien creer? Hay un sentimiento de muchos para con estos jóvenes, y se llama envidia.
Otra cosa, si se quiere, más impresionante, fue escuchar a los ex jóvenes, los de entre 45 y 50 que confesaban que por primera vez tenÃan un dirigente en el que confiar. Claro, esos son los que vivieron su juventud peronista dentro de la primavera radical de los '80 y la estafa moral neoliberal y apolÃtica de los '90. Son los que se escondÃan en las facultades bajo otros rótulos porque era vergonzozo ser peronista en épocas de Menem. Ahà nadie era "la rabia", por el contrario parecÃan perros sarnosos a los que casi nadie querÃa arrimarse.
De todos modos, en la provincia de Santa Fe -con muy pocas excepciones las cosas cambiaron muy poco. "Acá sigue habiendo un peronismo facho y timorato, por eso Kirchner nunca les dio bola, porque los conocÃa muy bien", le soltó a este cronista un militante de La Cámpora en esta provincia. Más allá de cualquier consideración, la verdad es que mucha bola no les dio a lo largo de todos estos años, más allá de tener a sus hombres leales en la provincia como AgustÃn Rossi. Pero eso vino después, en los primeros años de su presidencia uno recuerda claramente cómo juntaban bronca en el palco del 20 de junio los más encumbrados dirigentes del PJ santafesino, esperando que Kirchner les dirigiera la palabra mientras se sacaba fotos con Hermes Binner. Los estaba poniendo a prueba ya en 2003. Y es claro que no pasaron esa prueba: Todos (con las excepciones conocidas y ya mencionadas) se fueron de su lado, lo dejaron solo y evitaron profundizar el rumbo cuando les tocó administrar la provincia.
La única manera de que los jóvenes se acerquen a un proyecto polÃtico de manera genuina y desinteresada es la mÃstica. Sin sueños, sin promesas de cambio y sin espacios para expandir esas ideas, no hay lugar para los jóvenes. Si hay que elegir una de las frases más repetidas por los jóvenes kirchneristas por estos dÃas es la que indica que el ex presidente "nos devolvió la polÃtica, nos devolvió la posibilidad de pensar que con la polÃtica se pueden transformar las cosas". Es tan simple como contundente, los militantes de hoy entienden que lo que le habÃan sustraÃdo era la polÃtica misma, los sueños, las utopÃas transformadoras. Las mismas que hicieron que una generación entera haya hecho historia y entregado su vida.
Por supuesto que hubo también en estos dÃas una idealización de Kirchner. Lo dijo claramente el ministro de la Corte Eugenio Zaffaroni: "Ayer era una persona, hoy es un mito". Pero también es real ese espacio que encontraron muchos jóvenes de sectores medios donde, siempre se dijo, el kirchnernismo no tenÃa arraigo después de lo del campo. Probablemente, muchos hijos de productores agrarios que estudian en las grandes ciudades tengan simpatÃas o sincera adhesión al kirchnerismo. No es esta la primera vez en la historia argentina que pasarÃa algo semejante.
Con todo, estos jóvenes saben muy bien que militan dentro del peronismo. Conocen lo que sucede dentro de este movimiento que puede ser tan motivados como terrible, cuando la mayor oposición a todos esos sueños se libra dentro de ese mismo partido movimientista que -como ninguno constituye un sistema polÃtico completo en sà mismo con todo lo que eso significa. Pero esas serán preocupaciones del futuro. Por ahora, todos esos jóvenes viven entre el dolor de la pérdida y la euforia por un futuro más justo.
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