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Lunes, 22 de abril de 2013
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La Justicia y la calle

En su mayoría, los dirigentes locales no estuvieron el 18A porque entienden que el reclamo se extiende a toda la dirigencia con un pedido: solucionen todo. Y la política no se urde con pases mágicos. Al mismo tiempo, los sectores que pugnan por la democratización de la justicia ponen los ejes de discusión pero en la provincia, el gobierno impulsa proyectos de lo más regresivos.

Por Leo Ricciardino
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El individualismo y la antipolítica dieron el tono a la manifestación del último jueves.

Los dirigentes locales no fueron al 18A. Esa es una verdad. Ni la intendenta Mónica Fein ni los más conocidos concejales de la ciudad creyeron que ese fuera un escenario favorable a sus proyecciones políticas. Hicieron una lectura adecuada, sabían que los carteles contra la reforma judicial y el "basta de impunidad" que se dirigía al explosivo caso del empresario Lázaro Báez; no excluían en realidad reclamos más cercanos. En este caso vinculados a la ciudad. Por eso tampoco fue el gobernador Antonio Bonfatti a la Plaza de Mayo en Santa Fe, donde orondo y acompañado de su familia, paseó su antipolítica Miguel Del Sel. El sí creyó, adecuadamente, que esas cacerolas e improperios contra el gobierno nacional y dirigentes en general, le sonarían cercanos y amigos como un aplauso en Carlos Paz o en la calle Corrientes. Así y todo, alguno de sus colaboradores debería acercarle alguna encuesta --por caso la que acaba de terminar Andrés Mautone en Rosario-﷓ donde se ve un crecimiento importante de su imagen negativa neta.

De todos modos su jefe y mentor político Mauricio Macri también fue uno de los grandes ausentes en la nutrida movilización de Capital Federal. El tampoco se dejó seducir por los cantos de sirena que envolvieron a Hermes Binner, cómodo y seguro en las calles porteñas como no lo hubiese estado aquí o en la capital provincial.

No es que la convocatoria a la oposición por primera vez a una marcha de estas características hubiese estado mal hecha. Sucedió que tanto la oposición como los funcionarios del gobierno entendieron por fin la lógica de estas concentraciones: los mensajes contra el gobierno pueden ser furibundos, pero no se quedan atrás las cosas que le endilgan a los dirigentes en general. Oficialismo y oposición entendieron que el sustrato verdadero (despejando la ristra imprecisa de idioteces que suelen proliferar en las confusas consignas), radica no en el temido slogan "que se vayan todos" de 2001. Sino en uno nuevo que sería una especie de "solucionen todo", ustedes, los mismos que están ahora tanto en el gobierno como en la oposición. Y aunque no parezca, ese es más complicado que irse.

Pero ese es el sustrato verdadero, el que hay que encontrar despejando los odios, las andanadas de individualismo en su más puro estado. Es el que se encuentra, seguro, en muchos que han concurrido a estos llamamientos pero no en la mayoría de ellos. La mayoría empuja fuerte hacia los espejismos. Por eso los Del Sel tienen alguna chance, porque amplios sectores a veces desconocen que los problemas son complejos y requieren de soluciones complejas. Al perder esa clave, ven el aspecto sencillo de la política que se presenta como una señorita de curvas seductoras y llamando desde atrás de un árbol con besitos irresistibles. Pero la verdad es otra, la verdad marca que el Estado es complejo, las políticas públicas también y el enfrentamiento al establishment es una tarea diaria y colosal. Como dijo recientemente un analista, la política verdadera --no la que se manifiesta en las redes sociales o en los estudios de televisión-﷓ "exige un realismo que no olvide valores, pero sí que los ponga en un contexto. En el contexto de esa turbia pero imprescindible pasión por el poder".

En medio de esta coyuntura, el senador nacional Carlos Reutemann sigue sin hablar. Eso sí, emitió un comunicado en el que expresa su profundo rechazo a la reforma judicial que impulsa el kirchnerismo, y hasta advierte de los "peligros" que representa este "avance del gobierno sobre el Poder Judicial". Es muy importante escuchar estos conceptos de boca de un hombre que nombró a su pariente cercano y a su abogado personal en la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe y que hizo Juez de Paz a su peluquero.

Binner también es sumamente crítico de la reforma que impulsa el kirchnerismo, pero al menos impulsó una reforma de la justicia en la provincia que aún está en marcha. Eso sí, muchos le endilgan no haberse animado a cambiar la Corte Suprema santafesina, que sólo se vio favorecida en los últimos años con alguna incorporación.

Por la tensión del momento, es una verdadera lástima que muchos dirigentes santafesinos se hayan perdido la verdadera y profunda lección sobre la justicia que tenemos y a la que aspiramos, que dio en Rosario la Defensora General de la Nación, Stella Maris Martínez. Que señaló lo que todos saben y piensan, pero muchas veces esconden: "El Poder Judicial se acostumbró desde hace mucho tiempo a no ser transparente", y "hoy la administración de justicia no protege a los más vulnerables". O también "muchos jueces temen perder sus privilegios". Afortunadamente, estaban allí presentes muchos representantes de lo que algunos ven como la lenta renovación judicial en Santa Fe. El ministro de la Corte Daniel Erbetta, el Defensor Público Gabriel Ganon, el fiscal Federal Juan Murray y la jueza de Cámara Federal Ana María Figueroa, entre muchos otros, estaban allí exponiendo o escuchando atentamente.

Dos pasos para atrás.

Lamentablemente, en Santa Fe las últimas novedades no representan precisamente lo que podría llamarse un avance para la justicia. El gobernador Antonio Bonfatti acaba de remitir a extraordinarias de la Cámara de Diputados el proyecto --con media sanción del Senado-﷓ del senador radical Enrico que amplía las facultades de los magistrados para dictar prisión preventiva y también para limitar salidas transitorias a los condenados. La iniciativa había sido criticada duramente por dos ministros de Bonfatti como Juan Lewis (Justicia) y Raúl Lamberto (Seguridad).

El diputado provincial del Movimiento Evita, Eduardo Toniolli, advirtió que con esta herramienta se dará una ampliación de los casos en los que se dictará prisión preventiva "fundada en prejuicios de clase". Y lo fundamenta en un párrafo de la iniciativa que refiere la aplicación de prisión preventiva a todas aquellas personas que atraviesen un proceso judicial y "habiten viviendas de difícil acceso". Para el legislador peronista el apartado es claro: Si dos personas atraviesan procesos judiciales por un mismo delito, la que vive en el centro podrá esperar en su casa el resultado del proceso judicial. Mientras que si vive en un asentamiento irregular, irá preso directamente hasta que termine su proceso por el mismo delito. Es decir, acentúa esto que decía el viernes en Rosario la Defensora General de la Nación: "La administración de Justicia no protege a los sectores más vulnerables".

Para algunos observadores políticos santafesinos, quedaría la posibilidad de que Bonfatti tenga la estrategia de haberse sacado de encima el proyecto para luego, si recibe votos de la mayoría, vetarlo desde el Ejecutivo. Parece un poco rebuscado, pero sólo el gobernador sabe lo que está en la cabeza del gobernador.

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