El fracaso de los europeos en el mundial nace con el Estatuto del Jugador de Fútbol Europeo. Allà se le da derecho (semanalmente) a ir al peluquero, lipoaspirarse, tatuarse, dar reportajes, cambiar auto (luego se enmendó y se agregó lanchas y motos), firmar autógrafos, ponerse aros, sacarse fotos de prensa, ir al sicólogo, changuear de modelo y tomar clases de teatro para que no lo escrachen por tele con el dedo en la nariz. Hechas las cuentas (tarde) se avivaron que no habÃan previsto media horita para entrenar. Tampoco era una catástrofe; los jugadores corrÃan del auto al vestuario cuando llovÃa o los perseguÃan los fans. Y asÃ, entre contrato y transferencia, iban tirando. Pero el mundial tercermundista lo complicó todo: distancias inhumanas entre estadios, jet lag eterno y un calor de cagarse. La Fifita (Fifa Europa) sugirió prepararse jugando un partido en Madrid, otro en Australia, otro en Burundi, pero los jugadores no querÃan; ni en Australia ni en Burundi hay tatuadores y peluqueros de confianza. Pensaron jugar con horario de Brasil, irse a vivir a Brasil, ser Brasil (se habló de un Amazonas sintético en Inglaterra; luego de limpiarla de ingleses, pero con la crisis...).Y asà los europeos llegaron a Brasil preguntando cuándo se jugaba el mundial. CreÃan que iban al carnaval a filmar un spot publicitario. Peor los jugadores con esposas extranjeras y horarios al revés, como Piqué, a la que Shakira le pedÃa dunga dunga (que ella llama waka waka) a horas impropias para un jugador de élite. El pobre entraba a jugar sin saber si era entrenamiento, partido o desafÃo a la Playstation. Esos problemas no los tuvo la selección gala. Esa manga de negros la van de franceses pero son extranjeros y no entran en el estatuto (entran en el africano, pierden un partido, sortean y se comen a uno de los perdedores; al principio impresiona, después te acostumbrás), no pierden tiempo tatuándose porque no se ve el dibujito!, y menos con el peluquero porque esas pelambres vienen peinadas de Africa, es decir de Fábrica. A los alemanes los salvó la Merkel, que cortó por lo sano, se puso los pantaloncitos (que le iban chanta) y está jugando haciéndose pasar por algún Muller o Strudell. Si lo/a increpan, se agarra los huevos (o lo que sea que tenga ahÃ) y grita, de acá!, y los invita a pelear. Holanda y Bélgica zafaron porque los chiquitos siempre dan un poco de lástima y cuando te avivaste te la pusieron. Luego del regreso de los perdedores, la Fifita consultópsicólogos y médicos. El único que dio en el clavo fue un tataranieto de Freud que vende figuritas del abuelo en la torre Eiffel: "a un jugador que nació en Portugal, juega en España, lo dirige un holandés, el sueldo se le paga en un banco suizo, hace publicidad de calzoncillos belgas, con novia rusa, amante inglesa, auto alemán, ropa italiana y que sueña con terminar su carrera en Dubai, es difÃcil hacerle entender quées jugar por el honor de su paÃs".
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