Un dÃa de noviembre o diciembre del '76 (¿tal vez finales de octubre?), dejamos de ver a Alicia López. HabÃa llegado a la Cuarta el 21 de octubre y ya venÃa golpeada, violada, humillada en las formas más perversas que hoy cuesta imaginar. Estuvo con nosotros en ese centro clandestino de detención, torturas y exterminio que se disimulaba entre las paredes y los patios de una "inocente" seccional de la PolicÃa Provincial, en la esquina de Bv. Zavalla y Tucumán, enfrente de la escuela pública Nº 5 López y Planes que es la escuela adonde yo habÃa hecho la primaria y a la vuelta del viejo Mercado de Abasto, frente del cual habÃa vivido por veinticuatro años, hasta la noche que un grupo de tareas del Ejército Argentino asaltó la casa de mi vieja, la misma que habÃan dinamitado parcialmente en diciembre del 75 y comencé a irme de Santa Fe, lo que realmente sucederÃa a finales de 1977, después de dos secuestros y sucesivas "estadÃas" en la Cuarta.
La primavera vez en la celda grande que daba al patio y que lindaba con la celda más chica, tumba le decÃamos, en que metieron a patadas a Alicia aquella noche de en que nos conocimos. En la Cuarta estaba prohibido todo. Como dirÃa tiempo después el jefe del penal de Coronda: aquà está prohibido cantar, hacer gimnasia, comunicarse con el lenguaje de las manos y todo lo que no esté explÃcitamente permitido está prohibido. Sin embargo, de una u otra manera, de modos que no termino de recordar, rompÃamos ese mandato: hablábamos por las paredes cuando los guardias se alejaban de la zona de los calabozos, nos pasábamos algo de la comida que nos daban o conseguÃamos y sobre todo, nos sostenÃamos en el aire de un modo que la fÃsica no podrÃa explicar.
Alicia venÃa del noreste, allà habÃa ido con su marido a sumarse a las Ligas Agrarias y desde una revistita apostaba al conocimiento como instrumento de liberación, enseñaba a venerar los libros, amaba a su compañero y criaba a sus tres hijos. DescendÃa del tronco familiar del mismÃsimo Brigadier Estanislao López y se me ocurre que no le perdonaron nunca ese "acto de traición" de alfabetizar indiecitos descalzos, de pensar el compromiso con los pobres como el mejor modo de seguir a Jesús y de apostar a un proyecto colectivo de transformación de la realidad. Esa invencible sonrisa que recuperaba por ratos, entre desmayos por debilidad y las golpizas que recibÃa antes de ser violada de nuevo, y que todavÃa me pregunta, desde el piso de ese breve espacio que hay entre mi celda y el baño, José ¿ya es hora de volver?
Y yo creo que sÃ, que ya puede volver...
* Desde ayer, la escuela de Enseñanza Media para Adultos Nº 1328, Av. Facundo ZuvirÃa 4363 de la ciudad de Santa Fe, lleva el nombre de Alicia López.
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