Desde temprano, periodistas y funcionarios polÃticos ponderaban que el de ayer era un Acto del DÃa de la Bandera despolitizado. Lo repetÃan entrevistados eventuales que no podÃan acercarse al patio cÃvico del Monumento, por las vallas, pero estaban contentos de que no estuviera "La Cámpora". La impronta de cuidada escenografÃa con globos blancos y celestes tenÃa como principal objetivo marcar una diferencia con los actos del DÃa de la Bandera en los que la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner se dirigÃa -especialmente- a la militancia kirchnerista. Sus discursos del 20 de junio -y el del bicentenario de la creación de la Bandera, el 27 de febrero de 2012- siempre traducÃan la figura y los postulados de Manuel Belgrano en función de un proyecto polÃtico actual. Y eso les molestaba a miles de rosarinos que no estaban de acuerdo con esa interpretación en presente del pasado. Con todo el respeto a la diversidad de opiniones, y en clara conciencia de que aquellos actos hirieron más susceptibilidades de las aconsejables, es también necesario expresar que es una falacia que ayer no hubo un acto polÃtico del 20 de junio. El acto que encabezó el presidente Mauricio Macri en el Patio CÃvico del Monumento fue profundamente polÃtico. Y no sólo porque más de 5000 niños fueron alentados a corear dos veces el "Sà se puede", una consigna partidaria de campaña inocente sólo en apariencia.
El acto de ayer fue profundamente polÃtico porque Macri vino a decirles a los rosarinos, en el dÃa de la Bandera, que su intención es refundar la patria de acuerdo con intereses e ideales muy concretos. Habló del cambio que propone para el paÃs, ése que el 51 por ciento del electorado votó el 22 de noviembre pasado. Y ese cambio es polÃtico. LegÃtimo desde el momento que ganó las elecciones. Asà lo hizo saber el presidente cuando habló de la "cultura del trabajo", una descripción con la que es difÃcil estar en desacuerdo en abstracto, pero que el presidente usa en contraposición con las polÃticas de distribución de ingreso del gobierno anterior, y es un guiño para quienes sostienen quienes hablan de "choriplaneros" y "lxs que no quieren laburar". Y asà invisibilizan el trabajo en negro, la explotación laboral, la falta de polÃticas educativas equitativas.
El acto y el discurso de ayer fueron profundamente polÃticos porque Macri repitió lo que dice desde que asumió: que "esto" es todo lo que se puede hacer, que sólo se puede gobernar con tarifazos, transferencias de ingresos hacia quienes más tienen para alentar "inversiones", devaluación del trabajo para ser competitivos. Que cualquier otra experiencia de gobierno debe ser olvidada y también invalidada. Y por eso, más tarde, cuando terminó el acto y fue a saludar a Canal 3 por su 51 aniversario, Macri dijo que su gobierno venÃa a demostrar que podÃan ser "servidores públicos y no saqueadores públicos". Todo en la lÃnea de subsumir una experiencia de 12 años a la pobre expresión de la corrupción.
Y decir que el acto fue para "todos" los rosarinos también es una falacia. Evidente en el vallado que impedÃa acercarse a 300 metros del Monumento, y que mostró una postal tan distinta a la de aquel acto del 20 de junio de 2003, el primero de Néstor Kirchner como presidente. Evidente en la represión de GendarmerÃa. Pero sobre todo porque negar los conflictos es olvidar, también, la puja de intereses constitutiva de la historia del paÃs. Es negar que en 1812, a Manuel Belgrano el Triunvirato le impidió la creación de la bandera. Que una buena parte de la oligarquÃa porteña no querÃa declarar la independencia.
Desde el principio de la patria hubo conflictos de intereses. Ni Belgrano ni José de San MartÃn los negaban o desconocÃan. Al contrario, ellos se la jugaron por un proyecto polÃtico.
La patria es algo más complejo que sumar el esfuerzo de todos. Un eslogan fácil de digerir, pero que debe ser desbrozado en función de las polÃticas que se ponen en marcha. ¿El esfuerzo de todos para qué, con qué objetivo, para qué tipo de estado?
Macri encabezó su primer acto del 20 de junio como presidente de la Nación. Lo hizo en un Monumento aislado, vallado, con manifestaciones contra lo que propone como "sinceramiento" de la economÃa. Que haya obtenido la mayor parte de los votos no le da carta libre para negar esas manifestaciones, para acallarlas. El alto porcentaje de aprobación que mantiene según las encuestas tampoco es una excusa para reprimir a quienes se movilizaron con la Multisectorial contra el Tarifazo. El concejal del Frente para la Victoria, Eduardo Toniolli, fue herido en la cabeza. Que además de ser un dirigente opositor sea hijo de un desaparecido es algo más de un detalle, que vale la pena recordar. Si todo eso se suma en el balance de la jornada, habrá que decir que el 20 de junio de este año fue profundamente polÃtico. Tanto como los tan repudiados aquellos en los que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner decÃa a viva voz cuáles eran las ideas de Belgrano que venÃa a reivindicar.
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