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Domingo, 12 de agosto de 2007
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Observación electoral

Por Roberto Sukerman*

Si bien tenemos buena memoria y recordamos el lamentable episodio de las urnas en el río, también sabemos todos que eso pasó hace mucho tiempo y que afortunadamente no volvió a repetirse un hecho semejante ni comparable.

El actual gobernador, en contra de muchos de su partido, impulsó el nuevo sistema electoral de las PASO que derogó la Ley de Lemas asociada entre otras cosas a posibles fraudes. Por ello, nos parece exagerado solicitar observadores electorales de la OEA, pero como nunca nos opondremos a los controles y a la transparencia por la que siempre abogamos; analicemos la cuestión.

La OEA (www.oas.org) realiza misiones de observación electoral desde 1962 a pedido de los países que celebran procesos electorales. Desde 1990 ha realizado cerca de 100 elecciones. El mismo día del atentado a las Torres Gemelas, los miembros de la OEA firmaron un documento trascendente: la Carta Democrática Interamericana. Dicha Carta posee 3 artículos que regulan las misiones de observación electoral. Sus principios son los siguientes: Los Estados Miembros (EM) son los responsables de garantizar elecciones libres y justas; Los EM en ejercicio de su soberanía pueden solicitar a la OEA asesoramiento o asistencia. Las misiones se realizan a solicitud del EM y se firman convenios para determinar el alcance de la misión. Por ello, la provincia de Santa Fe no puede pedirle a la OEA una misión. Lo tiene que hacer la Nación si lo considera apropiado.

La única misión de observación electoral de la OEA en la Argentina se realizó para las elecciones de 2003. Esa misión tenía una justificación: la crisis política, económica y social que como lava de un volcán se había eruptado en el 2001, todavía estaba tibia. Recibir misiones de la OEA no es para sentirse orgulloso. Si miramos quienes fueron los países que solicitaron misiones lo entenderemos. No es que queremos aparentar, que sentimos vergüenza, que negamos la realidad o que nos preocupa lo que digan afuera. Solo que entendemos que los procesos electorales se vienen desarrollando normalmente.

Está claro que la OEA le otorga una legitimidad mayor a la elección por lo que significa un organización internacional en el ideario colectivo. Sin embargo, hay que decir un par de cosas. Primero, que poco pueden hacer 80 observadores de la OEA, para detectar fraudes puntuales. Solo pueden controlar lo macro o el clima electoral. Segundo, que este tipo de misiones internacionales siempre concluyen con informes elogiosos de los procesos electorales hasta de los lugares más conflictivos. Lo que indica que era innecesario su trabajo o que nunca fallan.

Por último, estamos convencidos que un fiscal entrenado por partido y por mesa es el mejor antídoto ante cualquier intento de fraude. Si el fiscal controla la mesa, realiza el escrutinio de la mesa y se queda con la copia de la planilla con el resultado firmada por el presidente de mesa no puede haber problemas.

*Profesor de Derecho Constitucional U.N.R. [email protected]

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